jueves, octubre 04, 2007

Jose Javaloyes, Dos dictaduras asiaticas

viernes 5 de octubre de 2007
Dos dictaduras asiáticas José Javaloyes

Corea del Norte y Corea del Sur llegan al acuerdo de formalizar la paz, cerrando un estado técnico de guerra subsistente desde 1953 —cuando se firmó al armisticio—, y de emprender el camino hacia la reunificación nacional desde los dos Estados actuales: uno, comunista y dictatorial, y el otro democrático y capitalista.
Y en Birmania, un régimen de dictadura militar, también de larga data y fraguado como el norcoreano en el nacimiento de la Guerra Fría, que se ha cerrado a la propuesta del acuerdo con la oposición democrática propiciado por la ONU, ofreciendo como respuesta a Ibrahim Bambari, mediador enviado por el secretario general, la rendición política de Aung San suu Kyi, del partido Liga Nacional para la Democracia. El jefe de la Junta Militar, el general Than Swhe, accedería a reunirse con ella si abandona su apoyo a la política occidental de sanciones contra el sistema.
En resumen, la dictadura comunista norcoreana ha tirado finalmente la toalla, y la militar dictadura nacionalista birmana se mantiene en sus trece, ametrallando a los manifestantes que no encarcela y aplicándose a la desaparición de cuantos murieron, barridos por las tropas antidisturbios. Víctimas cuyo número efectivo se desconoce, aunque se estima en varios centenares; menos, en cualquier caso, que los 3.000 muertos de las represiones de 1990. En las que se mezclaron las urnas funerarias con las urnas electorales, donde la oposición democrática había barrido a los representantes del régimen militar.
A nadie debe escapar que ha sido la sostenida e invariable presión política norteamericana la que, concitando finalmente la colaboración rusa y china, ha hecho que el régimen de Pyongyang se desenrocara finalmente de su castillo nuclear y se rindiera a la evidencia de que con megatones pagados con hambrunas colectivas no se iba a ninguna parte, como no fuera a la consunción general.
Pero si la presión fue norteamericana, la charnela del mecanismo de fuerza ha sido china, dando un juego de colaboración más eficaz incluso que el empujón adicional de Rusia. El dato es muy relevante para cuanto pueda significar la presión internacional sobre la dictadura nacionalista de Birmania; presión también liderada por Washington, pero que no puede ni debe esperar mucho más tiempo el que la Junta Militar birmana se abra más de lo que hecho tras la mediación de Gambari.
La pelota está ahora, diplomáticamente, en el campo chino, puesto que fue desde éste de donde salió el veto a la propuesta occidental de una resolución de la ONU sobre Birmania que aumentaba sensiblemente las sanciones internacionales sobre la Junta Militar. Y aunque el veto de China fuera endosado por Rusia, la iniciativa de Pekín parece de una autonomía y peso suficientes como para entender que será indispensable para que los militares birmanos abran un proceso de cambio. Son los chinos, por tanto, más que la ONU, quienes tienen en su mano la posibilidad de ejercer una mediación eficaz y acaso suficiente.
jose@javaloyes.net

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