miércoles, octubre 24, 2007

German Yanke, Mal dia para Solbes

jueves 25 de octubre de 2007
Mal día para Solbes Germán Yanke

Fue un día duro el de ayer para el vicepresidente del Gobierno. Mientras defendía en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado le informaron del fallecimiento de su hermano y, además, los defendía en situación precaria. Abandonado en la sede parlamentaria de la mayoría de los diputados de su grupo —hasta el presidente Rodríguez Zapatero llegó tarde—, con noticias alarmantes para las cuentas públicas (como el reconocimiento de que la previsión de crecimiento para el 2008 se revisa a la baja) y con unos Presupuestos especialmente voraces de cara a las elecciones del próximo mes de marzo, que seguramente responden más a los criterios electorales de sus compañeros de Gabinete que a la ortodoxia teórica que el señor Solbes defiende.
Rajoy, en el debate parlamentario, pronunció un discurso interesante y de trasfondo político, es decir, no solamente acerca de las cuestiones de coherencia (o de incoherencia) entre el populismo de las promesas electorales del Gobierno y el criterio de su equipo económico, sino sobre el sustento ideológico de encarar las cuentas públicas del próximo año desde uno u otro puntos de vista. Hay incertidumbres en el panorama, que el vicepresidente trató en todo momento de minimizar como “asumibles” y que el líder de la oposición no puede exagerar: buena parte de las mismas tienen un alto componente de desconfianza, más que de datos alarmantes, y la exageración —aunque pudiera dar réditos electorales— juega en contra de la solución de los problemas.
Se diría, por tanto, que el PP, de la mano de Rajoy, ha planteado en el Congreso, con contundencia pero con moderación, que las incertidumbres famosas deben ser combatidas con una adecuada política económica, y no “asumidas” para llevar a cabo propuestas populistas. Incluso en el caso de que el Gobierno quiera insistir, exagerando la nota, en el contenido “apocalíptico” de las críticas de la oposición, debería tender más al control que al optimismo, más a la prevención que al ocultamiento para seguir por un camino que se revela peligroso.
Y, por otro lado, ha subrayado el problema que al Gobierno socialista se le presenta, hoy y en el futuro, con los pactos con los nacionalistas. La actitud de Rodríguez Zapatero ante Ibarretxe no puede entenderse sin contemplar la necesidad que tiene del PNV para aprobar los Presupuestos y la consiguiente exigencia de que los socialistas vascos aprueben los de la comunidad autónoma. El funcionamiento del tripartito tampoco sin la búsqueda del respaldo de Esquerra Republicana. Etcétera.
Solbes dijo en una ocasión que, como tantos otros, su Gobierno era de “coalición” entre el ministro de Hacienda y todos los demás. Su problema adicional es que los Presupuestos añaden a la “coalición” la descoordinación de los criterios de unos y otros departamentos y los glotones socios del Gobierno. El reto del PP, que no va a lograr corregirlos, es transmitir a la opinión pública que su política económica, sin gritos ni alarmismos, podría tener el rigor del que, contra el populismo, hacen gala.

http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=25/10/2007&name=german

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