miércoles, octubre 17, 2007

Gaspar Atienza, La risa de Hillary

miercoles 17 de octubre de 2007
La risa de Hillary
GASPAR ATIENZA
Este otoño se pondrá a prueba la candidatura de Hillary Clinton al frente del partido demócrata para las elecciones presidenciales americanas de 2008. Por ahora Hillary encabeza los índices de aprobación en las encuestas nacionales frente a demócratas y republicanos, se ha afianzado entre los candidatos de su partido y ha pasado a liderar la campaña en Iowa, el primer estado que celebrará elecciones primarias el próximo mes de enero y que según los expertos podría definir el devenir de la lucha por la candidatura demócrata (la victoria de Hillary sería un golpe casi irreversible para Barack Obama y John Edwards). Pero a medida que se consolida su candidatura y se distancia de Obama y Edwards, surgen dudas sobre su personalidad ambiciosa, su preparación y hasta su risa.
Hillary se enfrenta al habitual problema del candidato que se ve triunfador con una campaña conservadora: planea hasta el último detalle los actos de la campaña sin permitir preguntas del público y sin dejar margen para la improvisación en sus discursos. Estos actos evitan errores y deslices pero también pierden en espontaneidad y cercanía hacia el electorado y alimentan la imagen de mujer fría, distante, calculadora. Quizás con el afán de evitar esta imagen en las últimas semanas Hillary ha dado rienda suelta en varias entrevistas y programas de televisión a una risa que hasta ahora pocos anticipaban (a estos efectos, ver youtube).
Esta aparente naturalidad ha despertado el interés y la intriga de un buen número de analistas políticos: es risa programada como por un ordenador o risa espontánea, aterradora o encantadora, risa de hiena o risa sincera... Y mientras los comentaristas políticos analizan su tono, volumen y forma, Bill Clinton, siempre ejemplo de espontaneidad y simpatía, asegura que su mujer tiene la mejor risa del mundo. De una u otra forma parece que Hillary quiere distanciarse del aspecto estirado de Al Gore en la campaña de 2000 para acercarse más al trato humano y cercano de su marido: al final lo que pretende es no perder unas elecciones que parecen ganadas de antemano.

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