lunes, octubre 01, 2007

Florencio Dominguez, Respuestas

Respuestas
02.10.2007 -
FLORENCIO DOMÍNGUEZ

El lehendakari ha lanzado su gran desafío este fin de semana y ha dejado el guante sobre la mesa del Estado. Ahora toca al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y a los dos grandes partidos nacionales recogerlo y decidir de qué forma van a responder a unos postulados políticos que, además de vulnerar la legalidad, constituyen una amenaza abierta a la convivencia entre los vascos y entre éstos y el resto de los españoles.La respuesta última si, como es de temer, hace efectivos sus anuncios, es el recurso a los tribunales y la aplicación de la ley. Es la más desagradable y sólo el empecinamiento del jefe del Gobierno vasco puede llevar las cosas hasta ese punto. Sería menos conflictivo que el Plan Ibarretxe II fuera desactivado antes de llegar a su final y eso sólo pueden hacerlo los sectores que dentro del PNV están en desacuerdo con el programa expuesto por el lehendakari. No sabemos si habrá voluntad en esos sectores más moderados de oponerse de manera activa -la experiencia histórica al respecto no es precisamente alentadora- y por ello sería conveniente que vieran en el Gobierno, en el PSOE y en el PP la firme voluntad de hacer frente a Ibarretxe e indicios claros de que el coste de mantener la apuesta soberanista será superior a los beneficios.Los socialistas tendrían que revisar cuál fue su comportamiento en la crisis del PNV de los ochenta marcada por el enfrentamiento entre el lehendakari Garaikoetxea y el presidente del PNV, Arzalluz. El PSOE no fue espectador neutral sino que se involucró en apoyo al sector que entonces representaba la moderación -el de Arzalluz, aunque hoy cueste creerlo- bloqueando las relaciones con el lehendakari o congelando transferencias.Algo así cabría hacer hoy: las relaciones con el Gobierno de Ibarretxe no pueden ser tras el desafío constitucional iguales a las que habría en circunstancias normales. Tendría muy difícil explicación, por ejemplo, que el PSE volviera a apoyar los presupuestos. No se puede separar el segundo Plan Ibarretxe de la gestión ordinaria de un gobierno y respaldar ésta en los presupuestos, a cambio, además, de contrapartidas menores como es la determinación del gasto del 1,17% de los presupuestos, como ocurrió el pasado año. En Alava, por otro lado, el PSE y el PP podrían considerar ahora un posible entendimiento para gobernar la Diputación. Serían gestos dirigidos a llamar la atención del sector moderado del PNV para que percibiera los costes del radicalismo y reaccionara.En cualquier caso, la respuesta a Ibarretxe sería más eficaz si socialistas y populares fueran capaces de alcanzar un entendimiento. A pesar de la situación de disputa preelectoral, la mayoría de los españoles agradecería un acuerdo de Estado entre el PSOE y el PP.f.dominguez@diario-elcorreo.com

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