jueves, octubre 04, 2007

Ferrand, Una charca ponzoñosa

jueves 4 de octubre de 2007
Una charca ponzoñosa

M. MARTÍN FERRAND
HUBO un tiempo, cuando la libertad cotizaba mucho más que la igualdad, en que a la política se dedicaban «los mejores». Eso no quiere decir que los mejores fueran necesariamente buenos; pero, como cualquiera puede concluir, no le conviene a una democracia representativa que sean «los peores» quienes ostenten -¿detenten?- el poder delegado que les confiere el voto de los ciudadanos. La inteligencia, la formación y la calidad ética son las tres patas sobre las que cada político levanta su propio pedestal. Nuestro drama presente reside en que son muchos, demasiados, quienes carecen de las tres; bastantes que, sólo con dos, van y vienen como un péndulo, y no escasean los que encaramados en la pértiga de su única pata parecen equilibristas de un circo pobretón y triste más y mejor que padres de la Patria.
Un repaso a los nombres más próximos a José Luis Rodríguez Zapatero, comenzando por José Blanco, puede sobrecoger el ánimo de quien, en arrebato de ingenuidad, sospeche que la política la hacen sólo los políticos y no otras fuerzas menos legítimas, más recónditas y mejor asentadas; pero, para nuestro mal, ese es el nivel alcanzado por uno de los dos únicos partidos que, sobre lo establecido, pueden ejercer el deseable principio democrático de la alternancia en el poder. En el otro tampoco hay sobredosis de talento. Está muy bien que a la política no acudan «los mejores» de cada casa, que deben funcionar la industria y el comercio, ejercerse las profesiones clásicas y otras nuevas que llegarán a serlo, construir edificios, explotar minas o pilotar aviones; pero, ¿será inevitable esa concentración de «los peores»?
Leo en los periódicos que Montserrat Nebrera, el gran fichaje de Josep Piqué para las últimas elecciones autonómicas catalanas, acaba de firmar como militante del PP. No conozco las gracias de doña Montserrat y sólo tengo noticia de su amor retrospectivo por la figura de Francesc Cambó. No está mal. Cambó, la mejor cabeza en la historia del catalanismo político, no sería admitido hoy, por sus ideas y sus buenos modos, en ninguno de los partidos centrífugos, de CiU a ERC, aunque no parezca que ese sea el mejor aval para ser figura de un PP que, en Cataluña -y en Andalucía-, se juega su posibilidad de Gobierno.
Todas las notas de mi archivo que se refieren a la nueva militante reseñan un viejo dicho suyo: «la política catalana es una charca ponzoñosa». ¡Qué barbaridad! No hay nada como hacer amigos por el camino de las generalizaciones. ¿Será difícil desecar esa charca para evitar el paludismo separatista? No parece, a juzgar por la expresión de su pensamiento, que Nebrera sea de «los mejores». Tampoco, visto lo que se ve, pertenece forzosamente al grupo de «los peores»; pero, con ese reparto en el cartel, ¿pretende Mariano Rajoy que el PP vuelva a La Moncloa?

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