martes, octubre 09, 2007

Ferrand, Los jovenes y el mañana

martes 9 de octubre de 2007
Los jóvenes y el mañana

M. MARTÍN
FERRAND
EN un tiempo y un lugar en que la mayoría de edad se alcanza, con todas sus consecuencias, a los dieciocho años tienen poco sentido las secciones juveniles que, con distintos nombres y formas variadas, impulsan los partidos políticos presentes en el espectro nacional. Las Juventudes Socialistas, que acaban de hacerse notar con una chocarrera parodia de «Pasapalabra» para ridiculizar a sus antagonistas en las Nuevas Generaciones del PP, no se distinguen en mucho, si es que se diferencian en algo, de sus teóricamente mayores. Si se trata de un camino de meritoriaje, mejor sería que esos «jóvenes» -muchos de ellos treintañeros- invirtieran su tiempo en busca de una más honda formación y unos conocimientos más extensos para que los españoles del mañana no tengan en los nombres del Gobierno, fuere cual fuese su color, un motivo para la risa y el desdén.
En este terreno los políticos de impulso centrífugo lo tienen más claro porque los nacionalistas nacen y no necesitan hacerse y, menos todavía, formarse. Ahí tenemos el caso del quinto de los hijos de Jordi Pujol, Oriol Pujol i Ferrusola, que ni tan siquiera ha tenido que cumplir el trámite de pasar por la organización juvenil de CDC y que, ya cuarentón y salvo que lo impida una rabieta de Josep Antoni Durán Lleida, será elevado digitalmente -por el dedo- a la condición de portavoz de CiU en el Parlamento de Cataluña. El nacionalismo y sus mañas no se adquieren, se heredan.
El que podría ser nuevo portavoz de CiU -¡el catalanismo moderado!- ya es un viejo conocido. ¿Quién no le recuerda cuando, en la Olimpiada de Barcelona y tras una pancarta que decía «Freedom for Catalonia», abucheaba al Rey de España? Y eso sin haber pasado por los hornos juveniles en los que los partidos, supongo, calientan el entusiasmo partidista e ideológico de quienes podrán aspirar a liderarlos y conducirlos.
Parece claro que los grupos juveniles de los partidos, visto lo que se ve, no contribuyen en mucho a la mejor formación de quienes se inscriben en ellos. Eso concuerda con la doctrina y la praxis del Ministerio de Educación y de sus alborotadas franquicias autonómicas. Es una lástima. Ya que existen y, en los partidos veteranos, forman parte de su tradición podría ser un buen instrumento para que el mañana dispusiera de líderes más sólidos y de mayor enjundia, educados en los principios democráticos, entrenados en la tolerancia que exige la convivencia y convencidos conocedores de los valores que se resumen en la Constitución; pero no parece, para nuestra colectiva desgracia, que sea esa la dirección que llevan unas juventudes que, como las Socialistas, se expresan mejor en lo zafio que en lo solvente. Lo de Oriol Pujol es otra cosa. Llamarle joven sería una provocación y, además, es veterinario de oficio y, como le definió su padre, «todo un patriota».

No hay comentarios: