miércoles, octubre 24, 2007

Felix Arbolí, Yo tenia un camarada, ahora solo tengo rencor

jueves 25 de octubre de 2007
Yo tenía un camarada. Ahora sólo tengo rencor
Félix Arbolí
E L desmadre continúa en nuestra sociedad política, como si de una maldición bíblica o epidemia endémica se tratara. Si un día nos sorprende la prensa con el titular y contenido de una noticia tan insólita como desafortunada, al siguiente nos quedamos patidifusos leyendo otra aún más absurda y descabellada. Y el suma y sigue se hace interminable en este acontecer de disparates, “per omnia secula seculorom”. Vivimos zarandeados un día sí y el otro también con ese diabólico invento de la “Memoria Histórica” que nos trae de coronillas a todos. A unos, porque les avivan hechos nada agradables, que tenían ya adormecidos en ese rincón de nuestra mente donde quedan aparcadas las circunstancias que intentamos olvidar, para no volvernos locos y mantener aún la esperanza en la Humanidad. A otros, porque les recuerda con auténtico horror antecedentes y sucesos que dieron lugar a ese enfrentamiento entre hermanos, y que como si de un extraño virus se tratara estaba latente en nuestros sentimientos y esta dichosa memoria ha reiniciado su peligrosa actividad. A los que más, les ha significado sentir nuevamente el dolor y la tragedia de los familiares desaparecidos en uno y otro bando, aunque siempre hayan permanecido firmes en su recuerdo y ahora con esta nefasta idea de escarbar en el pasado los están levantando de sus tumbas donde descansaban el sueño eterno, y obligándoles a reclamar pretéritas venganzas y desatinadas revanchas que nadie esperaba, ni deseaba. Aún no acierto a comprender las razones que han impulsado a una serie de políticos a exhumar cadáveres y desempolvar situaciones sobre una guerra que ya es simple y trágico periodo de nuestra Historia y en la que todos sin excepción tenemos voz y voto para exigir desagravios, justicia e indemnizaciones. Pero sin exclusiones, porque fueron todos los españoles de esa época, hasta mujeres y niños, los que sufrimos despropósitos, abusos y asesinatos, si asesinatos, con o sin juicios sumarísimos. No vengamos ahora a sesgar los hechos históricos y a arrimar el ascua a nuestra sardina amparados en el poder que detentamos, sin mirar para nada a los ciudadanos de la otra orilla que se vieron envueltos en una guerra y avocados a una serie de tragedias, estrecheces y calamidades, sin beberlo, ni comerlo. Porque no crean los de ese invento de la “Memoria”, que en esa angustiada manera de vivir y morir torturado que sufrió España, antes, durante y después de esa cruenta lucha fratricida, sólo estuvo involucrado un bando. Es totalmente improcedente y nada justo clasificar sin cometer errores como buenos y malos o víctimas y verdugos, a los pertenecientes a la llamada izquierda o derecha de una manera exclusiva. Individuos de tales características los hubo y abundantes en ambas orillas durante la trágica marea que asoló España en esa fatídica época de nuestra Historia. Nadie en su sano juicio puede negarlo. Todos los que vivimos esos tristes episodios hemos sufrido la angustia de unas jornadas sumidas en el terror día y noche, las ausencias de seres queridos caídos en ambas trincheras o sacados alevosamente de sus casas para un viaje sin retorno y hasta los continuos abusos de una chusma incontrolada y salvaje con amplias facultades para hacer y deshacer cuanto quisiera. Sin olvidar, por supuesto, esa dura posguerra de hambres y penalidades, la exagerada limitación de libertades que nos tuvo reprimidos y hasta los abusos de los petulantes de turno que cargados de medallas no ganadas precisamente por su valor frente al enemigo, se creyeron señores feudales con derecho hasta de pernada, para avergonzar a los que obraron de buena fe y se sacrificaron por un ideal. No todos fuimos beneficiados, ni paniguados, por lo que no es justo que ahora intenten machacarnos con sus rencores de vencidos y echarnos en cara abusos y prebendas que no tuvimos, forzándonos a soportar un revanchismo y una crispación no sólo a los que por edad no tuvimos intervención en el conflicto, sino a las nuevas generaciones que ni siquiera lo conocieron y son ajenas a tales problemas. Puestos en tal tesitura también se podrá reclamar por las barbaridades y crueldades que protagonizó el Frente Popular, al que ahora nos quieren presentar como una especie de ONG. Olvidan, porque en este asunto deben andar desmemoriados, que cuando detectaban el poder se enzarzaron en sangrientos enfrentamientos entre ellos y no se preocuparon demasiado por el bienestar del pueblo y su pacífica convivencia, convertida en una dura y angustiada desconfianza hacia el vecino, conocido y pariente que pudiera delatarle y sin razón ante los comités de pistoleros que operaban a su libre albedrío. ¿A quién hemos de reclamar tantas injusticias y pasadas represalias al “maestro armero”?. ¿Figura este episodio frentepopulista de terror en el Libro de la Ciudadanía ? Quitan nombres de calles alusivas a episodios y personas del Régimen anterior, creyendo que “muerto el perro se acabó la rabia” y no se dan cuenta que cuanto más intenten borrar de la memoria histórica hechos que están en el pensamiento de media España, sólo conseguirán resucitar enconos y aumentar las ansias de venganza que se habían logrado contener y adormecer. Porque no se ha tratado de eliminar nombres, situaciones y hazañas políticas de determinado signo, sino de suplantarlas por otras pertenecientes al bando contrario y con esta disparatada manía sólo pueden conseguir que por esa injusta parcialidad el rencor regrese de nuevo a nuestro pueblo. Quitar nombres y signos que hacen referencia a un periodo de nuestra Historia, para sustituirlos por otros del mismo periodo aunque de signo contrario, es el mayor agravio que un gobierno que se precia de liberal y democrático puede cometer. No se puede desnudar a un santo para vestir a otro. Creo más conveniente utilizar nombres de pájaros, flores y otras nominaciones apolíticas para rotular nuestras calles y no insistir en personas y hechos que puedan encrespar los ánimos del ciudadano. ¿Por qué Negrín, la Pasionaria, Largo Caballero y otros de similares ideologías sí, y los del otro lado, no. O todos o ningunos. Luego vendrán otros gobiernos e impondrán nueva nomenclatura callejera y así hasta que la “muerte nos una de una vez”. Se ha llegado hasta el extremo de cometer el vergonzoso patinazo de quitar de una calle el nombre de “Los héroes de Baler”, en homenaje y recuerdo a los últimos españoles en abandonar las Filipinas, por obra y desgracia de la saña y el analfabetismo histórico de unos ediles revanchistas, que tuvieron que rectificar posteriormente, me figuro y espero que avergonzados. Ellos oyeron campanas y no supieron de donde procedían. Estos vergonzosos cambios, suponen la mayor bajeza en una España que marchaba unida y en paz hacia un futuro digno y mejor que el pasado y, tal como están las cosas, que el presente. Los muertos siempre deben merecer un respeto enorme, aunque sus vidas no hayan sido un dechado de virtudes y motivo de ejemplo y lo correcto y recomendable es dejarlos descansar su sueño eterno sin sobresaltos ni exhumaciones innecesarias después de tantos años, porque al que ha muerto hay que llevarlo en el corazón y recordarlo con la emoción y el cariño debidos, sin importarnos donde se hallan sus restos, que ya sólo pertenecen a la tierra. Estamos llegando a límites intolerables en todos los aspectos y ni los que tienen obligación de hacerlo, mueven un dedo para atajar el problema y poner punto final a tantas atrocidades que nos están haciendo padecer, sin causas ni razones. Aparte de esa dichosa y mal parida “Memoria”, desfasada, sesgada y nada histórica, por supuesto, están cometiendo una serie de meteduras de patas, pero gordísimas, yo más bien las llamaría pezuñas de elefantes, que nos están haciendo retroceder en el día a día hasta lograr que regresemos a los tiempos de las cavernas y los dinosaurios. A éstos, algunos investigadores y biólogos están intentando reproducirlos a través del ADN hallado en sus restos fosilizados. Estamos viviendo en unos niveles insoportables de pasotismo, amor libre, rencores avivados, libertades convertidas en libertinajes, ataques a la Iglesia, frivolidades hacia la familia tradicional e institucional y desajustes económicos y sociales, que nos están llevando directamente a la ruina total y al desmembramiento de una nación que debería ser para todos única e indivisible. Hoy se ha convertido en algo normal protestar contra todo, menos contra lo que debería protestarse. Se ofende sin el menor respeto y delicadeza a los sentimientos y creencias de los demás, de forma especial y contumaz a los que representan la mayoría cristiana silenciosa y cobarde que los tolera, no a los de esa minoría foránea e invasora que no consienten el menor reproche a su Dios, Profeta y religión bajo la amenaza de una venganza cruenta, imposible de prevenir. Lo cual no censuro, siempre que no se convierta en una masacre de inocentes ajenos al asunto. ¿Por qué sólo a los cristianos?. Será por eso de poner la otra mejilla al insulto y la bofetada, digo yo. ¿Pero es lícito continuar dando facilidades al enemigo para que nos machaque sin compasión y encima se ría ante nuestras narices de la ingenuidad que mostramos ante sus continuas provocaciones?. Yo creo que no. La paciencia y la tolerancia tienen un límite y dejar sobrepasarlo supone una imbecilidad y falta de coraje y personalidad. No hace falta responder con el enfrentamiento armado y las bofetadas para dirimir nuestras contiendas y defender nuestra manera de pensar y enfocar la vida. Eso, posiblemente, es lo que desean los provocadores y contrarios para tener una excusa en usar su artillería y cercenar nuestras libertades. Que hay un museo que se burla y ofende nuestras ideas y sentimientos por el simple hecho de fastidiarnos, pues a contestar de igual manera exhibiendo, en otro cercano, motivos ofensivos y de burla a los autores o patrocinadores del anterior, anunciándolo a bombo y platillos en prensa, radio, televisión y pancartas. Si ellos lo hacen, ¿por qué no podemos organizarlo nosotros? También, se pueden convocar aglomeraciones ante la puerta de ese centro provocador, sin algaradas que puedan atraer la intervención policial, con pancartas y carteles que dejen en evidencia a los protagonistas de esa obra provocadora y a los asistentes a esa bufonada. Que se sientan violentados y ridículos Aparte de usar los medios de comunicación disponibles para “criticar artísticamente”, la obra expuesta calificándola de bodrio y aberración, haciendo resaltar el pésimo gusto de su contenido. Todo dentro de los cauces legales y recomendados para dañar al adversario, sin dar pretextos a las autoridades que los protegen a intervenir amparados en la ley de la fuerza, que no de la razón. Suben disparatadamente los gastos familiares más imprescindibles, y se elevan al mismo tiempo para más saña e ironía, los beneficios astronómicos de la banca que tiene asfixiada a la ciudadanía con sus abusivos intereses y cobro de comisiones en todo tipo de gestiones, sin que el gobierno intervenga para nivelar estas abismales diferencias entre los que manejan el dinero y los que dejan de verlo antes de finalizar el mes. Más aún, nuestros políticos, comen y se reúnen amigablemente con los capitostes de la banca, en una rara simbiosis nada grata para el exprimido “currante”. Y ahondando más en esta descabellada actualidad, los políticos se asignan subidas de sueldos exorbitantes, aprobadas por todos los grupos sin excepción en sus saraos cortesanos. Hasta los que presumen de comunistas y los que se auto titulan socialistas lo ven normal. Como siempre se ofrece la panacea a todos los males ciudadanos en meses anteriores a las elecciones, buscando ese voto del incauto y crédulo que se fía de los políticos largos en prometer y parcos en cumplir lo prometido y de fácil amnesia una vez escrutadas las votaciones. ¿Si nos pueden ofrecer tales ventajas para mejorar nuestras vidas, por qué no lo han hecho en los tres años y meses que llevan gobernando? Luego si, ahora no es posible. Hay que apretarse el cinturón, a los que aún les pueda ceñir el cinturón su cada vez más estrecha cintura. Pero, no se debe olvidar la votación, aunque se tenga que ir en parihuelas por no disponer de fuerzas para desplazarse. Los gobernantes y políticos se lo agradecerán desde sus cómodas poltronas. .

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4216

No hay comentarios: