domingo, octubre 21, 2007

Enrique Serbeto, La capacidad de obsorcion

domingo 21 de octubre de 2007
La capacidad de absorción

ENRIQUE SERBETO
LOS dirigentes europeos han aprobado las nuevas reglas de funcionamiento de las instituciones de la Unión según las cuales el peso de cada país se medirá de acuerdo con su población. En eso, a España le han salido bien las cosas, porque ha crecido mucho desde que empezaron a discutirse los detalles, primero en forma de Constitución y ahora bajo el envoltorio de una cacharrería de textos legales (los Tratados de Roma y de Maastrich, a su vez modificados por los de Amsterdam y de Niza, a los que se añaden unas trescientas modificaciones suplementarias con el de Lisboa, por no hablar de las excepciones británicas, ¡a ver donde está la simplificación!). Ahora España tiene cinco millones de habitantes más que hace diez años y si se hubiera retrasado el acuerdo, los representantes españoles hubieran venido con setecientos mil habitantes registrados más en los datos de este otoño, lo suficiente para rebañar un o dos escaños más en el Parlamento Europeo.
Parece muy sencillo, todo muy color de rosa, pero sería un error ignorar que se trata de una situación que también está llena de riesgos. La sociedad española, por más tolerante y abierta que sea, tiene una capacidad determinada de absorción. Igual que en la Unión Europea ese concepto sirve para hacerse una idea de lo que pasará cuando tengamos que afrontar la decisión de que un país como Turquía se convierta en miembro de pleno derecho, en España hay que empezar a pensar que las cosas no será siempre tan dulces. En la construcción, por poner un ejemplo, se palpa la crisis, el desempleo en este sector es el mas alto en los últimos diez años y la mayor parte de los parados van a ser extranjeros. Cuando las cosas van mal lo pagan siempre los más débiles y los recién llegados van a ser los nuevos pobres de la sociedad, los sin papeles correrán un riesgo grande de caer en la delincuencia, los delicados equilibrios sociales en determinados grupos sociales -en pueblos pequeños, barrios alejados- la convivencia se puede romper por cualquier cosa. Cerrar los ojos no hace desaparecer los problemas, al revés, eso siempre los agrava.

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