miércoles, octubre 17, 2007

Edurne Uriarte, Cuerda al extremista

jueves 18 de octubre de 2007
Cuerda al extremista

EDURNE URIARTE
Sólo en un país anestesiado como el nuestro por el miedo reverencial a los nacionalismos se puede entender que la farsa de la buena educación y del diálogo se pueda repetir tantas veces y tan impunemente. Que el presidente de la nación reciba con todos los honores del Estado a un extremista que anuncia su plan de ataque contra ese Estado y contra todos los que, se supone, estamos defendidos por él. Y que alegue buena educación y modos dialogantes para explicar los honores de la nación al anunciado delincuente.
Imagino al presidente de la nación recibiendo en las escalinatas de La Moncloa al líder de un movimiento por el fin del Estado autonómico, a otro del movimiento por la supresión de la cooficialidad del catalán o del euskera, a otro por la expulsión de todos los inmigrantes, o a otro por el desarrollo de una legislación especial, con sharia incluida, para la comunidad musulmana. Y así una larga lista de líderes y propuestas a los que Zapatero podría saludar efusivamente en La Moncloa y ofrecerles la deferencia del diálogo en nombre de todos los españoles.
Pero tengo la impresión de que la buena educación de Zapatero es selectiva. Lo mismo que la anestesia de los españoles. Funcionan exclusivamente con los nacionalistas. A los únicos extremistas a los que se da cuerda en La Moncloa es a los nacionalistas. Se les recibe como a jefes de Estado y se les invita a dialogar para encontrar una fórmula intermedia, un poco más legal y un poco menos extremista, que es lo que le ha dicho Zapatero a Ibarretxe.
Con esta mascarada de la buena educación se logran dos cosas. Sobre todo, fortalecer a los extremistas y dar legitimidad a su pretensión de que existe un conflicto que el Estado está obligado a resolver. O sea, que sí, que si nos ponen la sharia encima de la mesa, tenemos que darle estatus de conflicto y dialogar sobre ella. Si la pone Ibarretxe, por supuesto. O la propia ETA. Y Zapatero sigue adelante con su proyecto. Mantiene abierto el diálogo con los extremistas. Y, si gana las elecciones, vuelve a la mesa de partidos, a buscar un acuerdo sobre eso que ahora, ha dicho, no se puede hacer.

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