Angel Collado, Bermejo enseña las cartas

jueves 18 de octubre de 2007
Bermejo enseña las cartas
ÁNGEL COLLADO
Zapatero nombró ministro de Justicia a Mariano Fernández Bermejo porque le iba a dar mucho juego en el acoso al PP y a «la derecha judicial», pero, de puro heterodoxo, el sucesor del institucional López Aguilar, da bazas a la oposición. Mientras Alfredo Pérez Rubalcaba se dedica a encarcelar batasunos para que la opinión pública olvide los tres años de negociaciones con ETA, el antiguo fiscal se recrea en sede parlamentaria para dar la razón al Partido Popular en su aviso de que el presidente del Gobierno sólo espera a seguir siéndolo después de las elecciones de marzo para volver a las andadas de las conversaciones con los terroristas.
Ni desliz ni mala interpretación, que Bermejo se explica muy bien y de puro soberbio —si no fuera de Ávila y hubiera nacido en Chamberí (Madrid) le encajaría mejor otro calificativo— soltó desde la tribuna del Congreso que el Gobierno mantiene el aval parlamentario al diálogo con ETA porque volverán las condiciones para un nuevo «proceso de paz». Y, ya crecido, añadió que si el PP llegara al poder haría lo mismo.
Los pocos socialistas que quedaban en sus escaños no daba crédito a lo que escuchaban. Bermejo podía ser muy sincero pero inoportuno. Parecía que el ministro de Justicia y notario mayor del Reino daba por hecho que cuando ETA tenga a bien declarar una nueva «tregua», Zapatero enviará de nuevo interlocutores a capitales europeas o a Loyola para negociar.
Más argumentos para teoría de que el jefe del Ejecutivo y la banda miden sus fuerzas a la espera de que pasen las elecciones, que están en periodo de «descanso» y que retomarán después de la cita electoral «el proceso» en el punto en que lo dejaron. Bermejo apoya el aviso que el PP quería trasladar al electorado y que Mayor Oreja fue el primero en atreverse a formular.
Zapatero no se conforma con ser el presidente del sosiego, sigue con la esperanza de coronarse príncipe de la paz. Juega con dos barajas, la de Rubalcaba para congraciarse con el electorado. Bermejo ha enseñado las otras cartas.