miércoles, octubre 03, 2007

Demetrio Pelaez, Ese deseo de ponerles la bici de sombrero

jueves 4 de octubre de 2007
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
AILOLAILO
Ese deseo de ponerles la bici de sombrero
De unos años a esta parte se nos llena mucho la boca a la hora de hablar de ciudades más vivibles, más sostenibles, más amables y más integradoras, conceptos, ya saben, que molan mucho a los propulsores del buen rollito. Lo malo es que muchos componentes de este gremio suelen vivir en Babia y poco saben de los problemas reales a los que se enfrentan diariamente, desde las ocho de la mañana y hasta las once de la noche, infinidad de familias que están hasta los santos huevos, con perdón, de ver cómo muchos políticos de nuevo cuño se aferran a esas nobles ideas sin pensar en las consecuencias que traerán para quienes no viven, porque no pueden, en los mundos de yupi.
Y eso significa que deben coger el coche poco después del amanecer y venir con él cargado de churumbeles desde O Milladoiro o Bertamiráns para ir soltándolos en el colegio tal o el correccional cual, por lo que necesitan contar, al menos, con una pequeña explanada donde tirar dos minutos el Megane mientras Luisita o Felipín se bajan y cruzan la puerta del recinto educativo, por poner un ejemplo. O sea, que el citado padre de familia no puede permitirse el lujo de coger la bici e ir pedaleando tranquilamente hasta el curro por sendas idílicas flanqueadas de bellos robledales y hortensias. Y la madre, a buen seguro, estará a esas horas jurando en arameo tras haber preparado mil desayunos y haber esperado dos horas al cuco autobús comarcal que en teoría iba a solucionar la vida a los viciosos del coche. Es decir, que resulta fácil sospechar que su imagen no se parecerá en nada a la de esas mujeres fetén de los anuncios de cremas pijas que tienen tiempo, al parecer, para ir al spa antes de aterrizar en la oficina, para comer con sus amigas yuppies, para volver al gimnasio por la tarde y para, incluso, tomar una copa por la noche con amigotes cachas. ¿De verdad ese el prototipo de la mujer española trabajadora y con hijos? Venga ya...
Todo esto parece surrealista, pero lo cierto es que esos modelos de ciudadanos inexistentes son en los que parecen inspirarse los polítiucos a la hora de marcar la vida a los demás. Y a veces se la están haciendo totalmente imposible. Porque si es bueno ensanchar las aceras, evitar que los coches invadan como hordas las ciudades y sustituir los postes de cemento por árboles -no sólo es bueno , sino necesario-, también la clase política debe velar para que haya parquins subterráneos a precios populares -más de un euro por hora, como cuestan ahora, es un robo a mano armada- y poner en marcha un transporte urbano y comarcal barato y eficaz. Mientras tanto, que no hablen de sostenibilidad, porque algunos nos despertamos ya con el irrefrenable deseo de atizarles con la bici en la cabeza. Y de ponerles el spa de sombrero.

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