jueves, octubre 04, 2007

Chivite, La fantasia

La fantasía
05.10.2007 -
F. L. CHIVITE f.l.chivite@diario-elcorreo.com

Hay un énfasis político al que no me gustaría contribuir porque me da la impresión de que ha sido inducido artificialmente con el propósito de obtener un beneficio particular. Desde un punto de vista práctico podríamos decir que hay dos clases de política. Por una parte estaría la política real, que busca acuerdos, genera leyes y administra el dinero de todos. Pero, por otra, estaría la política virtual o política-ficción. El objeto de esta última es etéreo y difícil de acotar porque tiene que ver sobre todo con los sueños. Con la fantasía. ¿Acaso tengo yo algo en contra de la fantasía? Por supuesto que no. La fantasía es el aliento de la realidad. Recuerdo que cuando era niño había un programa de televisión titulado 'Misterios al descubierto'. Era un programa de divulgación científica en cuya cabecera se lanzaba un lema que se me quedó grabado para siempre. Decía: 'Saber es útil, soñar es necesario, imaginar es imprescindible'. Ahora me sorprende que el régimen no lo censurara por subversivo. En fin, la fantasía, los sueños. Por supuesto que son necesarios. La realidad sería a menudo insoportable sin ellos. Y desde luego, la fantasía suprema del nacionalismo es la independencia. Como tal ha funcionado eficazmente durante décadas. De modo que es hasta cierto punto normal que el PNV se sienta, de vez en cuando, obligado a sacar el tema. Aunque sólo sea para ver qué pasa. De todas formas, no creo que Ibarretxe, corríjanme si me equivoco, sea un político al que le guste aparecer demasiado en los medios. No hay más que ver su actitud corporal y su tono de voz para comprobar que no es precisamente un líder carismático. Ni parece aficionado a las grandilocuencias ideológicas del pasado. Lo digo como un elogio. Por eso me da la impresión de que, en lo que se refiere a este nuevo capítulo de la consulta, se ha sentido impelido. Impelido por una parte a 'cumplir su palabra', como él mismo ha declarado mirando hacia el sector más esencialista del partido. E impelido, por otra, a revitalizar su personaje (su avatar, como se dice en 'Second life'), cara a la inminente campaña electoral. El sueño de la independencia de Euskal Herria ha sido, desde sus orígenes, una fantasía inducida por los políticos. Y como idealización, aunque tuvo tiempos mejores, puede seguir siendo bonito. Pero hay que tener mucho cuidado con el uso publicitario que se hace de las fantasías colectivas porque son sustancias delicadas y puede ser peligroso agitarlas. El angelismo en política no es sino otra forma de astucia. No sirve como excusa. Además, la realidad es despiadada, eso lo sabemos. Le suele gustar burlarse de las fantasías. Y le suele gustar hacerlo de la manera más cruel. Pero bueno.

No hay comentarios: