jueves, octubre 04, 2007

Javier Gurruchaga, Replanteamiento

Replanteamiento
05.10.2007 -
XABIER GURRUTXAGA

Si el propósito real de Ibarretxe es conseguir un pacto entre Euskadi y España para después abordar un proceso de negociación entre los partidos vascos, está claro que dicha iniciativa, tal cual está formulada, tiene escasas posibilidades de éxito tanto por errores de planteamiento como por aplicación del criterio de oportunidad que el lehendakari no puede ignorar. Parece obvio que si lo que se pretende es alcanzar un pacto político con el Estado, el oferente vasco debería pretender un acuerdo previo lo más amplio posible en el seno de la sociedad vasca, de tal manera que el lehendakari en el momento de oficializar la propuesta al presidente del Gobierno español tuviera no sólo la legitimidad formal del cargo, que la tiene, sino también la legitimidad real concedida por el Parlamento, que en este caso no la tiene. Con independencia de la validez de otros modelos, entre nosotros se había consolidado la idea de primero un acuerdo amplio entre vascos y después con el Estado. Ello obedecía tanto a razones de respeto al pluralismo de la sociedad como a razones de pura estrategia para abordar en mejores condiciones un proceso de negociación complejo y difícil con el Estado. Un modelo que era aceptado por las fuerzas políticas en Euskadi y que tuvo sus momentos iniciales de plasmación en los trabajos preliminares de la llamada Mesa de Loiola, hasta que fue dinamitada por ETA. Es el mismo esquema que se apunta en la ponencia política del EBB cuando se marca como objetivo la consecución de un acuerdo que sea fruto de un amplio consenso entre las formaciones políticas y de las instituciones de Euskadi y el Estado. Llama poderosamente la atención el cambio operado en el planteamiento general de negociación, pues fue el lehendakari quien se comprometió en el debate de su investidura a impulsar la constitución de una mesa de diálogo multipartito para un acuerdo integrador para la normalización política.Un compromiso prioritario que implicaba con carácter inmediato la constitución de un grupo de trabajo con representantes de todos los partidos y el objetivo de elaborar y presentar una propuesta consensuada sobre metodología, objetivos, contenidos, principios, etcétera. Con un Consejo Político, creado 'ex novo', con funciones de liderar el proceso de diálogo y negociación entre partidos. Sería razonable que el lehendakari explicara las razones por las que no es posible abordar el proceso de diálogo entre partidos, por qué se condiciona el proceso de negociación política entre partidos a la celebración de la polémica consulta habilitadora. El ofrecimiento de un pacto al Estado sin que exista en Euskadi un consenso mínimo, ni siquiera sobre la conveniencia de tal iniciativa, no sólo resta viabilidad a la misma sino que además debilita el peso político de Euskadi en el conjunto del Estado al aumentar la división interna e incrementar en el subconsciente colectivo el sentimiento de un nuevo fracaso, con la frustración que ello genera. Tras la entrevista con Zapatero sería conveniente que el lehendakari y el tripartito, vista la situación, replantearan la propuesta y volvieran al modelo previsto en la investidura y situaran como objetivo a alcanzar en la legislatura un acuerdo integrador de normalización política. Ese es un paso imprescindible para intentar en la próxima legislatura el pacto con el Estado y posterior ratificación del mismo por la ciudadanía.x.gurrutxaga@diario-elcorreo.com

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