jueves, octubre 25, 2007

Alta tension en la frontera turco-iraqui

jueves 25 de octubre de 2007
Alta tensión en la frontera turco-iraquí
APENAS había empezado a digerir las consecuencias de la crisis institucional del pasado mes de julio -cuando las fuerzas de orientación islamista ganaron el pulso político a la inercia del kemalismo, representada por los militares- y Turquía ha entrado de nuevo en una situación aún más delicada. Tanto es así que el histórico referéndum celebrado el domingo pasado para aprobar la elección directa del presidente de la República ha pasado completamente inadvertido en medio de los rumores de un ataque a gran escala contra la guerrilla terrorista del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
La turca es una sociedad extremadamente nacionalista, y desde su fundación se considera un delito muy grave cualquier atentado contra la «turquicidad», lo que significa que no se ha dejado mucho espacio para la expresión pacífica de otras sensibilidades también legítimas que, como la kurda, existen dentro del país. Una buena parte de los kurdos moderados ha votado a Erdogan precisamente por lo que representa de ruptura con esa visión monolítica de la Turquía de Ataturk. En las pasadas elecciones, además, se toleró la elección de una veintena de diputados que representan abiertamente a los nacionalistas kurdos, lo que unido a la presión constante de la UE parecía ofrecer la posibilidad de explorar nuevos caminos para afrontar el problema. Por desgracia, los terroristas del PKK han preferido resucitar la lucha armada y sus representantes electos han reaccionado con gestos que pueden ser claramente reconocidos en España: negándose a condenar la violencia o a calificar como terrorismo los ataques contra las patrullas del ejército. Como consecuencia, y en línea con sus tradiciones ancestrales, la irritada sociedad turca está pidiendo a gritos al Gobierno una venganza contundente y, desgraciadamente, por ahora toda perspectiva pacífica para resolver la crisis se ha desvanecido.
Si Turquía lanzase una operación militar a gran escala se encontraría en una situación que sólo complace a los terroristas y favorece sus siniestros objetivos de implicar al país en el avispero iraquí. Pero si no lo hace y sigue habiendo ataques contra las tropas turcas en la frontera, entonces el Gobierno de Ankara se enfrentará a una creciente irritación popular que puede degenerar en cualquier momento en una convulsión interna de peligrosas consecuencias. Un conflicto añadido en esta parte del mundo no le interesa a nadie, ni a Turquía, ni a Irak, ni a Estados Unidos, ni a las relaciones entrelazadas entre los tres países. Los llamamientos a la prudencia que llegan a Ankara desde todas partes, EE.UU., la UE, la OTAN o incluso desde Bagdad, marcan el mejor camino a seguir en estos momentos. Turquía tiene razón en esta guerra contra los terroristas, pero debe responder siempre con las armas que le da la ley, aplicadas con inteligencia y no cediendo a las provocaciones de sus enemigos.

http://www.abc.es/20071025/opinion-editorial/alta-tension-frontera-turco_200710250247.html

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