miércoles, octubre 03, 2007

¡Ah del castillo!

miercoles 3 de octubre de 2007
¡Ah del castillo!
Desaparecida la Unión Soviética, transformada China, ya quedan pocos países en los que los detalles aparentemente nimios haya que analizarlos con lupa para intuir por donde van los tiros. La colocación de los personajes en una foto del Kremlin lo decía todo. Retroceder un solo puesto era el preludio de una inminente caída en desgracia, por ejemplo.
El presidente de Corea del Sur, Roh Moo-hyun acaba de viajar a Corea del Norte para entrevistarse con el sátrapa Kim Jong-il. Pocas cosas se saben de esa cumbre más allá de la importancia de su celebración. A falta de otros materiales, analicemos los gestos.
Esta es la segunda cumbre intercoreana. La anterior se produjo en junio de 2000, siendo presidente del Sur Kim Dae-jung. Como en aquella ocasión el mandatario meridional se trasladó a Pyongyang, parecería lógico que esta vez hubiera sido Kim Jong-il quien devolviera la visita yendo a Seúl. No ha sido así.
Roh Moo-hyun ha viajado a Pyongyang en coche. Allí le ha recibido Kim Jong-il. Sabido es que el dictador norcoreano odia los aviones y sólo viaja en tren o automóvil. Repetir el viaje sur-norte y hacerlo en coche es una doble deferencia del presidente Roh.
Las fotos tomadas ayer a la llegada a Pyongyang comparadas con las de 2000 muestran a un Kim Jong-il mucho más serio, sin la más leve sonrisa.
Y lo más significativo en este juego de jeroglíficos es la ruta seguida por la comitiva de Roh, vía Kaesong, una antigua ciudad en Corea del Norte que fue capital de la dinastía Koryo (siglos X-XIV), la que unificó el país por primera vez. Hoy Kaesong es una ciudad en desarrollo capitalista, un experimento único en Corea del Norte con empresas surcoreanas y mano de obra del norte.
Roh Moo-hyun desea agradar al dictador para arrancarle algún paso significativo hacia la reunificación. Pero la fiera, acorralada en su fortaleza, se encuentra en uno de sus peores momentos, en la bancarrota y a punto de claudicar en su megalomanía nuclear.
Antes de Pyongyang, Roh ha pasado por Kaesong que, curiosamente, significa «Castillo abierto».

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