viernes 9 de febrero de 2007
Reformismo y violencia
XABIER GURRUTXAGA
Arnaldo Otegi concluyó la presentación de la propuesta de 'autonomía política' para Euskadi y Navarra diciendo que «en Anoeta la izquierda abertzale levantó la bandera de la paz y propuso un método para alcanzarla, y ahora, con esta propuesta, sale al encuentro del acuerdo político». Sin embargo, nada dijo del atentado llevado a cabo por ETA en Barajas, que provocó la muerte de dos ciudadanos inocentes, puso en peligro grave la vida de miles de personas y dinamitó las bases en las que se asentaba el proceso de diálogo que se desarrollaba en aquellas fechas.No se puede saltar, sin más, desde Anoeta a la presentación de la propuesta política para la resolución del conflicto, sin previamente haber interiorizado la gravedad que representó la intervención violenta de ETA tanto para el proceso de paz como para la propia normalización política. La izquierda abertzale debe saber que las virtualidades de la metodología de Anoeta, consistente en la separación y en la distinción, a efectos resolutivos, del problema de la violencia de la cuestión netamente política, han quedado francamente reducidas y anuladas debido a la resistencia militarista de ETA, que se opone a dejar fuera del ámbito de su cometido y en manos de los partidos el diálogo y la negociación política.De ahí que la recuperación de aquella metodología y de aquel proceso sólo será posible en un nuevo tiempo, cuando la banda armada ofrezca el cese definitivo con unas garantías que resulten inequívocas e irreversibles. Pero si el atentado de Barajas dinamitó las virtualidades de la propuesta de Anoeta, el silencio o la parquedad en la respuesta de Batasuna destruyeron los índices de su credibilidad ante el conjunto de la ciudadanía. Es cierto que en la nueva propuesta existen novedades interesantes, máxime si tenemos en cuenta el discurso tradicional y ortodoxo de la izquierda abertzale oficial sobre esta materia, particularmente las reflexiones y los pronunciamientos referidos al reconocimiento de las realidades político-administrativas existentes, como punto de partida para cualquier pretensión de transformación y cambio. Bienvenido sea el ejercicio del posibilismo y del realismo, lo cual les llevará seguramente, dentro de un tiempo, a abandonar el dogmatismo que inspira buena parte de sus pretensiones y a relativizar sus verdades. Probablemente, los irredentos de su propio rebaño terminen llamándoles «traidores», como antaño ellos llamaron a otros que se iniciaron por esos mismos caminos. Pero este ejercicio de realismo hacia el exterior de nada les va a servir si no acometen al mismo tiempo su propia liberación interna respecto de la dominación política y mental que sobre ellos ejerce ETA y lo que esta organización representa.No se puede sostener en política una posición gradualista, reformista de las instituciones actuales y mantener al mismo tiempo con la violencia una relación de complicidad política o de subordinación. Sencillamente no puede ser, porque entre otras razones la inercia militarista siempre tiende a la ruptura y a la pervivencia del conflicto. Batasuna debería abordar definitivamente, con el coraje debido, este ejercicio de pragmatismo interno liberador. Después, todo le resultaría menos difícil.x.gurrutxaga@diario-elcorreo.com
jueves, febrero 08, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario