jueves, febrero 01, 2007

Wifredo Espiña, Del antisistema al Estatut desastre

viernes 2 de febrero de 2007
Del ‘antisistema’ al Estatut ‘desastre’
Wifredo Espina
U NA teniente de alcalde de Barcelona se declara públicamente “antisistema”. Y un conseller del Govern catalán afirma que el nuevo Estatut “es un desastre”. Como mínimo, incongruencias. Porque la “antisistema” Imma Mayol, esposa del conseller de Interior Joan Saura, resulta que hace años está ocupando importante cargo dentro del sistema y. es de suponer, para aplicar el sistema legal vigente. Y el contrariado por el Estatut, Josep Huguet, está al frente de una conselleria del actual Govern, y también es de suponer, para aplicar el nuevo Estatut. Contradictorio. Esto chirría. No es que no se pueda ser “antisistema”. Ni que no se pueda calificar de “desastre” un estatuto que acaba de aprobarse. Lo que no parece lógico, ni de recibo, es que quienes esto afirman ocupen importante cargo institucional gracias a este “sistema” y a este Estatut, e, instalados en su coche oficial, digan públicamente estas cosas. Que este nuevo Estatut “es un desastre” hace tiempo que lo proclama mucha gente, principalmente, por motivos diferentes, Esquerra Republicana de Catalunya (el partido de Huguet) y el Partido Popular. Por esto está recurrido ante el Tribunal Constitucional. Pero, en todo caso, hay que reconocer que permite que incluso los que lo votaron en contra en el referéndum, como es el caso de Esquerra Republicana, puedan formar parte del gobierno catalán, y encima decir que “es un desastre” lo que han de aplicar en virtud de su cargo. Y ser “antisistema” no es malo en sí mismo. Lo incongruente es proclamarse así por quien precisamente, bien o mal, sirve al “sistema”. Hay muchos “antisistema”. ¿Quién, en el fondo, no es de alguna manera “antisistema”? Cuando se contemplan las inmorales y escandalosas desigualdades sociales en el mundo y en nuestro propio país, ¿quién no se siente “antisistema”? Nadie que tenga la conciencia viva. Siempre se ha hablado de ir hacia “un mundo mejor”, lo grave es que solo “se hable” y no se haga. ¿Hay que cambiar “el sistema” del mundo occidental? Probablemente. Pero la vía razonable es a través de su reforma en profundidad y gradual, pero en serio. No instalado, viviendo y disfrutando del “sistema” que se rechaza de boquilla.

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