domingo, febrero 04, 2007

Un Gobierno pediente de la crisis, empieza un año electoral

Un Gobierno pendiente de la crisis empieza un año electoral
Elsemanaldigital.com

5 de febrero de 2007. La presente legislatura empezó con las elecciones generales del 14 de marzo de 2004 y está a punto de entrar en su cuarto y último año. En el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero hay nervios preelectorales porque, aunque el referéndum andaluz del 18 de febrero no supone demasiados problemas ya que PP y PSOE hacen campaña a favor del voto afirmativo, las elecciones municipales y autonómicas del domingo 27 de mayo se están planteando con muchas incógnitas para el Ejecutivo. Y el Gobierno va a entrar en crisis además de manera inmediata.La crisis está anunciada desde hace meses, ya que el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, será el candidato socialista a la presidencia de Canarias y tendrá que abandonar su actual cargo de manera inmediata. Los carteles electorales ya están en las Islas con su rostro y con su nombre, y Zapatero no puede retrasar más la sustitución del Notario Mayor del Reino. El verdadero problema es que su equipo está dividido también en torno a esta decisión.La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro del interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, parecen disputarse la preeminencia al lado de Zapatero y dentro del Gabinete. Las decisiones del Gobierno son descoordinadas, y no es ya noticia que los ministros hagan declaraciones contradictorias y dicten incluso políticas de signo opuesto; así ha sucedido entre Interior y Defensa a propósito de la Guardia Civil o entre Sanidad y Agricultura a propósito del vino. La inminencia de una crisis, el final de la legislatura y ambiente preelectoral no hacen más que agudizar las tensiones dentro del Gobierno.La crisis en ciernes puede ser mínima, limitada a sustituir a López Aguilar; y sería una señal más de impotencia por parte de Zapatero, sin margen de maniobra ni tal vez tiempo para cambiar de rumbo en los meses que le quedan antes de disolver las Cortes. Pero también puede ocurrir que Zapatero aproveche la ocasión para cambiar algunas caras en el Ejecutivo y para llegar a las elecciones con un equipo más atractivo, y menos dividido en cuestiones esenciales.La solución está sólo en las manos de un Zapatero que debe recordar que preside el Gobierno de España, y no la comisión electoral de su partido. En la situación actual este país no puede permitirse durante un año un Gobierno paralizado por los problemas, por sus divisiones y por la campaña electoral. Hay decisiones que deben tomarse, y la obligación del presidente del Gobierno es maniobrar al servicio del país y de los ciudadanos, no sólo de su propio equipo ni de su partido.

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