Todo mal y a la vez
Santi Lucas
9 de febrero de 2007. Violencia escolar creciente, violencia doméstica insoluble, violencia terrorista callejera fanfarrona y empinada, protestas ciudadanas multitudinarias desoídas y esquivadas, subida de hipotecas inquietante, cruzada demencial contra el vino, negligencia manifiesta con el chapapote, indiferencia, cuando no desprecio, en el plano internacional, inmigración derramada y turbadora, prohibiciones impertinentes y galopantes, improductividad tenaz, asesinos convertidos en estrellas del papel, magistrados recusados, manipulaciones históricas peregrinas, guardias civiles cabreados, viviendas microscópicas y pisos patera, aguas subterráneas y manantiales expropiados, créditos veloces con intereses de usura, justicia a la carta, la independencia judicial amenazada, burlas a los símbolos nacionales, descalificaciones políticas miserables, audaz inseguridad ciudadana, fárrago estatutario autonómico, desidia intolerable sobre el 11-M, crispación y estulticia dominantes. Entran mareos sólo de pensar en la lista interminable de calamidades, todas a la vez, con las que convivimos en este tiempo los sufridos españoles.Subrayas en el periódico las malas noticias que nos intimidan y acechan cada día y se acaba la tinta del bolígrafo. Ni siquiera nos advierten los medios de comunicación en sus portadas: ¡señoras y señores, pasen y vean la galería de horrores y desdichas que tienen a su alcance, pero absténganse los menores de edad y los espíritus sensibles!La nómina de despropósitos y problemas que ha generado en tres años el gobierno de Rodríguez Zapatero es tangible y nefasta, desafiante y pésima. En el balance de la actualidad se le cae el alma a los pies al observador más bizarro. Es lógico por ello que sobre la situación general cunda el pesimismo y la desilusión. En el último barómetro de opinión publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas, hace pocas fechas, se desvela que entre el 73 y el 74% de los españoles considera que la situación política y económica es regular, mala o muy mala. Una impresión completamente distinta a la que tenían los ciudadanos en marzo de 2004. Cuesta trabajo creer que tantas cosas mal planteadas y peor resueltas provengan del mismo origen y se soporten con tanto estoicismo por la gente. El aguante de los ciudadanos es cíclope, pero no infinito. Por menos de la mitad de las desgracias sumadas se han disparado en otras ocasiones todas las alarmas. ¿A qué esperamos ahora?
jueves, febrero 08, 2007
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