GARGANTA PROFUNDA
La fluida comunicación de Camps hace furor en la altiva Génova
Elsemanaldigital.com
En política medir los tiempos y colocar el servicio al ciudadano por encima de cualquier otra cosa es jugar a caballo ganador. Pero hay que saber "vender" lo que se hace.
23 de febrero de 2007. El presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, tiene una manera muy particular de hacer política. Manera, por cierto, bien reconocida tanto por adversarios como por partidarios. Se podría decir que sabe medir bien los tiempos, lo que en política es harto complicado y su manejo diferencia a un político importante de uno mediocre. Es, además, un político volcado en su tarea, ama la Política con mayúsculas, es decir, la que coloca todo el esfuerzo del hombre público al servicio de los ciudadanos. Y eso se nota. Claro que se nota.Tales habilidades le han permitido llevar adelante a lo largo de estos últimos casi cuatro años una actividad al frente de su gobierno que pese a la oposición con la que se ha encontrado, no sólo del PSOE valenciano, también del Gobierno central e, incluso, de alguna facción de su propio partido, es vista por la mayoría de los valencianos como positiva. Las encuestas cantan: a día de hoy Camps revalidará la mayoría absoluta que obtuvo en las elecciones de 2003 y lo hará con mayor ventaja todavía sobre sus oponentes políticos. Francisco Camps, como todo político del siglo XXI, sabe también que en una sociedad postmoderna lo importante no es sólo lo que es, sino lo que parece. Así, ha logrado, eficazmente, tejer una estrategia de comunicación que para sí querrían otros mandatarios populares. Se ha desembarazado de la "china en el zapato" que históricamente ha apretado el pie de los hombres y mujeres del PP. Y lo ha hecho sin muchos ademanes, sin aspavientos, de forma eficiente y sin las prisas histéricas tan normales entre la clase política. No es por ello extraño encontrarse altísimos dirigentes populares en el edificio madrileño de la gaviota azul de Génova que señalan la comunicación tejida por su compañero valenciano como patrón a seguir.Tres "peperos" han tenido en sus manos las riendas de la comunicación de la Comunidad Valenciana a lo largo de esta legislatura autonómica: Pedro García, Esteban González Pons y, ahora, Vicente Rambla. Cada uno con su estilo han dado juego a su "jefe" para que llegasen a los destinatarios con nitidez las acciones que desde el Consell se ponían en marcha en favor de los ciudadanos; y para parar más de un golpe, que esto de la política, ya se sabe, es traicionero y cuando menos se espera salta la liebre. Tres estilos diversos, por cierto, minuciosamente seleccionados para cada momento preciso.Otra persona más, la mayoría de las veces desde la sombra, sin buscar elogios, sin colocarse delante de los focos, ha tenido igualmente una participación categórica en el éxito de Camps que tantos en el PP importarían. Nuria Romeral, su jefa de prensa, que "a la chita callando", con un talante similar al de su líder, sabe ser efectiva "correa de transmisión" del Palau de la Generalitat con los siempre delicados medios de comunicación.
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