jueves, febrero 08, 2007

Jueces y fiscales ven en Bermejo "poco conciliador" y una agresion politica al PP

viernes 9 de febrero de 2007
Jueces y fiscales ven a Bermejo «poco conciliador» y una agresión política al PP
NIEVES COLLI. MADRID.
Él no se ha pronunciado aún y, desde luego, no han transcurrido todavía los cien días de gracia que se suelen conceder a los nuevos miembros del Gobierno. Mariano Fernández Bermejo -sustituto de Juan Fernando López Aguilar al frente del Ministerio de Justicia- no ha sido recibido con buena cara ni por los jueces ni por sus compañeros fiscales, que en privado reconocen la «inquietud» que ha provocado este nombramiento.
Raras veces una persona genera tan poca confianza como el nuevo ministro de Justicia, que ha recibido sólo el público respaldo del PSOE y de las asociaciones profesionales afines (Jueces para la Democracia y Unión Progresista de Fiscales, de la que Fernández Bermejo es miembro), claramente minoritarias dentro de las carreras judicial y fiscal. Las demás (Asociación Profesional de la Magistratura, Francisco de Vitoria y Asociación de Fiscales) se han mantenido en una medida y cortés prudencia seguida por la inmediata expresión de lo que en opinión de cada una de ellas debería hacer el ministro en sus respectivos ámbitos. Los jueces han expresado su deseo de que se mantenga el nivel de colaboración entre los representantes de los profesionales y el Gobierno, mientras que los fiscales no han dudado en pedirle que introduzca en el proyecto de Estatuto al menos las reformas que, como fiscal, él mismo propugnó. Claros emplazamientos por parte de unos y otros.
Perfil «agresivo»
Fuentes judiciales y fiscales consultadas por ABC coinciden en que la elección de este fiscal con experiencia política para dirigir el Ministerio de Justicia pone de manifiesto que la intención del Gobierno y del partido que le sustenta no es precisamente la de «apaciguar el ambiente» o «recuperar la serenidad necesaria» en un Estado democrático moderno.
Algunos ven una clara «declaración de hostilidades» hacia el PP, con el que Mariano Fernández Bermejo ha mantenido sonadas disputas -llegó a demandar a José María Michavila cuando éste era ministro de Justicia y no ha ahorrado calificativos para Ángel Acebes o Mariano Rajoy cuando dirigían, respectivamente, los Ministerios de Justicia e Interior-; y es notorio también que se ha sentido «represaliado» por los gobiernos de Aznar y por el que fuera su fiscal general del Estado, Jesús Cardenal. Fue durante el mandato de este último cuando Fernández Bermejo no fue renovado al frente de la Fiscalía de Madrid (que dirigió durante trece años), consecuencia de la reforma legal que limitó a cinco el mandato de los fiscales-jefe.
«Comprometido con la causa»
«Fernández Bermejo -aseguran fuentes judiciales- es un fiscal comprometido con la causa y lo ha demostrado al asegurar públicamente y sin ningún tipo de reparo que es de izquierdas y que actúa como tal, cuando tanto los jueces como los fiscales debemos dejar en casa nuestras convicciones políticas y regirnos sólo por lo que la ley establece». Ese perfil, que en boca de la mayoría de los jueces y fiscales consultados se resume en un único y gráfico adjetivo -«sectario»- es el que los profesionales de la administración de justicia consideran poco adecuado e, incluso, «contraindicado» para ejercer la función que se le ha encomendado. «Será contraproducente tanto para el Gobierno -añaden-, al que este nombramiento se le volverá en contra, como para la Justicia». El nuevo ministro, insisten en el mismo sentido, no es un hombre «conciliador» ni «tiene mano izquierda», sino que presenta un «perfil agresivo» que hace pensar en que va a practicar una «política de radicalización».
En medios judiciales impera pues un ambiente de desconfianza hacia Fernández Bermejo, en el que ven reflejada la preocupación que produce en el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el efecto de las decisiones de los jueces en su política antiterrorista. Se refieren al mantenimiento en prisión del etarra De Juana y a la ejecución de la sentencia que ilegalizó Batasuna mediante el embargo de sus bienes, y añaden, aunque no es estrictamente Poder Judicial, las decisiones del TC sobre el Estatuto catalán.
Demoler el «dique»
Por esta razón, ha cundido entre jueces y fiscales la sensación -confirmada por la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega,- de que uno de los cometidos del nuevo ministro será renovar el Consejo General del Poder Judicial -en funciones desde noviembre-, sin duda un «dique» contra el que ha chocado una y otra vez el Ejecutivo socialista; una institución a la que ha intentado controlar modificando el juego de mayorías para los nombramientos de los altos cargos judiciales y minar a través de continuos ataques a su presidente, Francisco Hernando, que lo es también del Tribunal Supremo.
En cualquier caso, aseguran que «los ciudadanos pueden estar tranquilos, puesto que los jueces van a seguir tomando decisiones desde la independencia y sólo se les puede convencer con argumentaciones jurídicas».
Estos mismos jueces y fiscales se muestran convencidos de que Fernández Bermejo «no se va a dedicar ni un minuto a la modernización de la Justicia» y algo «inquietos» respecto a la posibilidad de que «rescate del baúl de los recuerdos» las reformas legales que prevén la creación de los polémicos consejos autonómicos y de la justicia de proximidad.

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