domingo, febrero 04, 2007

Florencio Dominguez, Rupturas

lunes 5 de febrero de 2007
Rupturas
f.dominguez@diario-elcorreo.com FLORENCIO DOMÍNGUEZ

Uno de los argumentos con los que se ha justificado el diálogo con ETA durante los meses pasados era que por hablar no se perdía nada: si la negociación no daba resultados, se aplicaba de nuevo una política de persecución implacable de los terroristas y volvíamos a estar otra vez en el punto de partida.La realidad es que nunca se vuelve al punto de partida, que las apuestas por el diálogo -al igual que otras políticas antiterroristas diferentes-, una vez desarrolladas, modifican todo el escenario y las cosas nunca vuelven a ser las que eran. Puede que sean mejores o peores, pero no son las mismas que había al inicio del proceso.Uno de los efectos que tiene la opción negociadora es que suele ir acompañada de un descenso de la actividad policial. Ha ocurrido en los episodios anteriores y se ha vuelto a repetir en el proceso que concluyó el 30 de diciembre en Barajas. Llevamos tres años consecutivos en los que se va reduciendo el número de presuntos etarras detenidos. El último año, el 2006, los cuerpos policiales de Francia y España llevaron a cabo 41 arrestos (un 54,4% menos que en 2005), la cifra más baja desde el inicio de la democracia. Otra consecuencia del último intento negociador ha sido la ruptura entre los dos grandes partidos políticos nacionales y, lo que es más preocupante, la división entre dos partes significativas de la sociedad española. Las dos últimas manifestaciones celebradas en Madrid, la del 13 de enero y la del pasado sábado, son el reflejo de la importancia que tiene la ruptura en el campo de los demócratas. El hecho es una paradoja porque también se había alegado en favor del diálogo con ETA que, en caso de fracaso, se producen divisiones en el campo de la izquierda abertzale y si no se avanza hacia el final de la banda terrorista, al menos ésta sufre alguna crisis que la debilita.Las divisiones que el atentado del 30 de diciembre han provocado en ETA o en Batasuna son hasta este momento nulas. Este fin de semana, el consejero vasco de Interior, Javier Balza, rechazaba que se pudiera hablar de discrepancias o escisiones en el seno de ETA y sostenía que la ruptura de la tregua había sido decidida por unanimidad dentro de la banda, al margen de que a algunos les haya gustado más que a otros.En Batasuna, todo lo más que hemos encontrado han sido matices cuyo potencial de crisis queda ahogado por la disciplina férrea que impera en ETA y su entorno político. Lamentablemente, las únicas rupturas constatables se han dado entre los demócratas y esta cuestión habrá que tenerla en cuenta cuando se haga el balance definitivo del «proceso».

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