GARGANTA PROFUNDA
En CiU ven a Mas pasando del notario barcelonés al registrador gallego
Elsemanaldigital.com
El líder de CiU, cuando le preguntan, dice que lo del notario fue una anécdota. Los "cuarteles de invierno" son fríos. Si hay que taparse la nariz para pactar, pues se la tapa uno y listo.
7 de febrero de 2007. El líder de CiU, Artur Mas, se inauguró en el proceloso mundo de la pasada batalla electoral autonómica catalana con un error de manual, al escenificar ante un notario de Barcelona el viejo lema de "todos contra el PP". Mas, certificado candidato de engorde artificial, se tomó ese trabajo para conjurar definitivamente la posibilidad de valerse del que, por principios y en un país normal, sería su socio de gobierno natural.Pero los principios de CiU no son los del PPC. Uno es muy nacionalista y el otro sólo suavemente, aunque apuntando maneras. Y Cataluña, por descontado, no es una sociedad normal sino una sociedad sumergida en el nacionalismo. Ahora, tras los primeros meses de supervivencia en los "cuarteles de invierno" del parlamento autonómico, Mas prefiere olvidar su firma ante notario y, cada vez que se le pregunta, la tilda arrastrando tediosamente las palabras de "una anécdota".Implacables, más bien cercanos a la crueldad innecesaria, en las cercanías de CiU se vienen mofando de Artur Mas, al que ven a medio plazo de rodillas ante los populares; besando las suelas de los zapatos del presidente del PP, Mariano Rajoy. Ya los hay quienes se permiten hacer el chiste: "Mas pasará del despacho de un notario al de un registrador de la propiedad". Así lo ha podido oír Garganta Profunda esta misma semana. ¿Qué más habría de necesitar Rajoy para adivinar que, como siempre, llegado el momento de la verdad los convergentes volverán a correr en auxilio del ganador, sea quien sea?Y en CiU crecen los que apuntan que su líder acabará sentado frente al presidente del Partido Popular. A nadie puede sorprender la estrategia cambiante de los convergentes desde hace años. Los dirigentes del nacionalismo catalán, inmersos en la duda sobre su propio futuro y en los problemas internos que tiene toda federación de estas características, entienden la política como una manera de adoptar posiciones de cierta prestancia cuando pueden obtener réditos.Y si llegase la hora de pactar con el PP, en CiU hablarán y hablarán de su visión del Estado, de un importante sacrifico por el bien de todos y de esa teórica capacidad de colaboración con el Gobierno central; pero se taparán la nariz y pactarán. Así pues, y a la espera de ese día, los nacionalistas catalanes van a seguir brujuleando y evitando todo compromiso.
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