El definitivo adiós de Gas Natural a su OPA, otro fracaso del Gobierno
Elsemanaldigital.com
La politización de una operación financiera que pudo haber tenido sentido económico marcó el proceso hasta el final: Montilla, el gran derrotado, lo remató con una nueva pifia.2 de febrero de 2007. Estaba cantado desde hacía semanas que iba a suceder así, pero este jueves se hizo oficial: el consejo de administración de Gas Natural tomó la decisión, por unanimidad, de desistir de su OPA sobre el 100% de las acciones de Endesa. El camino queda ahora expedito para la alemana E.On, o si ésta no tiene éxito, para otras operaciones sobre la apetecida compañía que preside Manuel Pizarro.El comunicado con el que Gas Natural, participada en un 35,5% por La Caixa, se da por vencida en la competición, es todo un pliego de cargos contra los directivos de la eléctrica, y en particular contra el aragonés, general victorioso en esta guerra: "El consejo de administración de Endesa", señala la gasista presidida por Salvador Gabarró, "entorpeció la oferta de Gas Natural por todos los medios a su alcance recurriendo todas y cada una de sus autorizaciones, hasta el punto de dar instrucciones precisas e incentivos económicos concretos y directos a sus asesores para acabar con la oferta de Gas Natural, de forma que nunca llegara a sus accionistas". E insiste en la acusación de que Endesa pasó información privilegiada a E.On para que pujase, algo que consideran contrario a derecho y por lo que pedirán "daños y perjuicios".¿Se le pedirán también a Zapatero y a Montilla?Previendo ya este momento, el miércoles el presidente de la Generalitat se quejó de que la OPA de Gas Natural había sido boicoteada sólo por tener como accionista de referencia a La Caixa, tanto de forma directa como a través de Repsol, cuyo consejo de administración acaba de abandonar el presidente de la primera caja catalana, Ricard Fornesa. Según José Montilla, la idea de que el gigante energético español tuviese su sede social radicada en Barcelona había sido el único motivo de animadversión contra la operación financiera que se puso en marcha hace año y medio. Fue la última pifia del president, desde el día en que desde su cartera ministerial comenzó a avivar el fuego de la OPA.Sin duda para el primer secretario del PSC es duro verse en el Palau de la Plaza de Sant Jaume sin la que habría sido la niña de sus ojos. Pero en realidad fue su gestión como ministro de Industria la que enturbió todo el proceso desde el principio, al faltar a una obligada neutralidad. Montilla, que se lanzó al ruedo con el antiestético fardo de que La Caixa había condonado un millonario crédito a su partido, venció todas las resistencias del Consejo de Ministros para que el Gobierno en pleno respaldase políticamente una OPA que podía tener sentido económico (la célebre teoría de los "campeones nacionales"), pero que también introducía serios reparos desde el punto de vista de la competencia, al afectar de lleno a Iberdrola.José Luis Rodríguez Zapatero llegó incluso, a través de la Comisión Nacional de la Energía, a imponer unas condiciones a la competidora E.On que Bruselas ha terminado por triturar, para descrédito internacional del Ejecutivo. No tanto por obstaculizar la oferta alemana -todos los Estados europeos actúan así, y están o han estado enredados en parecidos pleitos-, sino por lo torpe de la maniobra.La idea, además, de que la OPA de Gas Natural iba "en el mismo lote" que el Estatut -idea que partió precisamente del Tripartito cuya segunda versión preside ahora Montilla- se convirtió en norma directriz de la acción de Gobierno, lo cual politizaba, más que ninguna otra actitud obstaculizadora, el asalto a Endesa. Ahora, con el definitivo adiós de la gasista a su proyecto, los platos rotos llegan hasta La Moncloa, que ve así certificado el tercero de sus grandes proyectos estratégicos en la legislatura, tras el Estatut (de aprobación menguada y pendiente de un recurso ante el Tribunal Constitucional que puede echarlo abajo) y la negociación con ETA.
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