martes, febrero 13, 2007

El criminal De Juana se ha salido con la suya

El criminal De Juana se ha salido con la suya
Luis Miguez Macho

13 de febrero de 2007. Antes de empezar con las sesudas reflexiones jurídicas que cabe esperar de alguien de mi formación, quiero dejar claro que comparto del todo la primera idea que se le viene a la cabeza a cualquier ciudadano de bien lego en Derecho que se entera de que al asesino múltiple Ignacio De Juana Chaos el Tribunal Supremo le ha rebajado su última condena por amenazas de doce a tres años de cárcel, con la posibilidad de abandonar de inmediato la prisión: se ha salido con la suya en el pulso que tiene emprendido no contra el Gobierno, sino contra la sociedad española en su conjunto, con el apoyo del propio Gobierno, las fuerzas que están detrás de éste y hasta una campaña internacional perpetrada por el diario (inglés, cómo no) The Times.Una vez sentado esto, paso a las consideraciones jurídicas. El presente caso nace de que ese sujeto cumplió tan sólo dieciocho años de cárcel por veinticinco asesinatos, gracias a que redimió el resto de la condena mediante los beneficios penitenciarios que preveía el anterior Código penal; ante el escándalo de que pudiese salir a la calle semejante criminal, para nada reeducado o reinsertado, sino orgulloso de sus actos, hubo que buscar la salida de imputarlo nuevamente por su contumacia en la práctica del terror aun desde la propia cárcel.Por veinticinco asesinatos, durante la mayor parte de la historia de la humanidad y en todas las civilizaciones y culturas, conocidas y desconocidas, incluida la nuestra, sólo existía un castigo imaginable. Bien, tras la instructiva y unánime avalancha de execraciones de la pena capital que ha producido recientemente el ajusticiamiento de cierto tirano mesopotámico, no creo que haya nada que añadir, pero sí habrá que recordar cuál es la finalidad constitucional de las penas privativas de libertad.Esa finalidad, como es bien conocido, es la reeducación y la reinserción social. El problema radica en que en una sociedad de principios y valores puramente formales como es la nuestra, la reeducación y la reinserción social no se entienden en sentido moral como el arrepentimiento del criminal que lo vuelve apto para regresar a la sociedad dispuesto a no repetir el mismo error. Por eso, es perfectamente posible que alguien como De Juana pueda "redimir" condena, mostrándose a efectos legales reeducado y reinsertado, y seguir tan contento de sus veinticinco asesinatos.Pero si sigue siendo terrorista en su corazón, y vuelve a exteriorizarlo de alguna forma, como ocurrió en este caso con las amenazas que llevaron a su nueva condena, ¿cómo se puede desaprovechar la ocasión de corregir lo que es una evidente injusticia material? En la situación de enfrentamiento político total que hoy vive España, no hay neutralidad técnica en la que quepa refugiarse en estos asuntos.La primera función del Estado sigue siendo la de proteger a sus ciudadanos, que es lo único que le legitima para reclamarles obediencia, y sobre todo la obediencia suprema de renunciar a la autodefensa. Y para proteger, tiene que castigar proporcionadamente a los criminales, y si no lo hace, pierde su legitimidad, y supongo que tampoco tengo que decir nada más sobre esto, porque se entiende perfectamente lo que viene a continuación.

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