jueves 22 de febrero de 2007
Un tonto puede hacerlo
POR EDURNE URIARTE
«El poner una bomba, el meter cincuenta o cien kilos en un coche y hacerlo explosionar, pues era la cosa más sencilla del mundo. Cualquier tonto lo podía hacer (...) La única obsesión que teníamos era crear el máximo miedo y daño posible a los madrileños (...) Solíamos oír a la gente que decía, joder, es que yo acepto cualquier postura política, pero es que la violencia es una cosa que yo no puedo aceptar. Y nosotros nos reíamos. Y decíamos, joder, ¿la violencia? La violencia es la que hacéis vosotros.» (palabras de un viejo etarra recogidas por Fernando Reinares en su libro Patriotas de la muerte)
Que cualquier tonto puede hacer estallar una bomba, lo sabíamos, aunque es indudable que el reconocimiento del propio terrorista es un testimonio de autoridad. Lo sabíamos hasta el 11-M, hasta que algunos han introducido una variante inusitada en el análisis del terrorismo que es la inteligencia. Insisten estos días en que los islamistas identificados como supuestos autores de la matanza no son los suficientemente inteligentes para prepararla. Cuando cientos de biografías de etarras nos han mostrado que la inteligencia es un requisito muy secundario cuando de matanzas se trata. Y cuando la historia de ETA nos enseña que una sociedad puede vivir completamente condicionada durante décadas, no por la inteligencia de los terroristas, sino por el terror que provocan.
El problema de los introductores de la variable de la inteligencia es evidentemente otro, la negativa a reconocer la integración de los islamistas juzgados en España en una red terrorista internacional. O la negativa a otorgar credibilidad a las reivindicaciones del 11-M realizadas por el fundamentalismo. O la negativa a aceptar la realidad de las amenazas de los líderes de Al Qaida contra España.
Pero he aquí que sólo en 2006 España está explícitamente señalada como objetivo en al menos cuatro comunicados del número dos de Al Qaida, Ayman al Zawahiri. En marzo, en julio, en septiembre y en diciembre. Ésa es la autoría intelectual, que no inteligente, del 11-M, y de lo que vendrá, en España o en cualquier otro lugar de Europa.
jueves, febrero 22, 2007
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