Chirac: un resbalón más de un presidente de dudoso futuro
Elsemanaldigital.com
2 de febrero de 2007. El mundo vive pendiente de la tensión diplomática y militar que rodea Irán. La República Islámica tiene un programa nuclear, en principio civil pero de posible aplicación militar, que puede romper la No Proliferación atómica, que supone un desafío a la ONU y a Estados Unidos y que hace tambalearse cualquier hipótesis de paz en el Próximo Oriente. El presidente George Bush por una parte e Israel por otra han diseñado incluso escenarios de enfrentamiento militar, porque un Irán nuclear es incompatible con la seguridad colectiva regional y global. Tres grupos de combate de portaaviones de la flota norteamericana cruzan en este momento el Golfo Pérsico, como prueba de que la situación es extremadamente delicada.Mientras tanto, en París, un hombre de edad avanzada, con grandes problemas de salud –sufrió una apoplejía en 2005 y sus despistes son habituales y conocidos-, hizo el pasado lunes unas declaraciones ante tres medios de comunicación internacionales en un sentido absolutamente inesperado, que a muchos ha escandalizado. "Que tengan una o quizás dos bombas un poco más tarde no es muy peligroso. ¿Dónde la lanzaría? ¿Contra Israel?". Y a continuación añadió que "lo que es peligroso no es el hecho de que tengan una bomba nuclear", ya que "no subiría más de 200 metros del suelo y Teherán ya sería arrasada". El problema es que esta opinión que muchos han calificado de irresponsable sobre una situación extremadamente peligrosa no es de un ciudadano de la calle, sino del presidente de la República Francesa, Jacques Chirac.Chirac lleva doce años en el puesto que actualmente ocupa. Tras una larga oposición al socialista François Mitterrand, un representante de la derecha volvió al palacio del Elíseo, del que saldrá tras las elecciones de este año. Pero el clima generalizado de fin de mandato que se vive en el país vecino no justifica en el Jefe del Estado, y responsable último de las relaciones exteriores y de la Defensa, una opinión absolutamente incoherente con la de todos los aliados de Francia y con la de casi todos los políticos y ciudadanos galos. El problema no es que Jacques Chirac no comprenda en su justa medida la gravedad de la situación y se haya permitido unos comentarios a la ligera con unos periodistas; el verdadero problema es que esta persona tiene en sus manos, en gran medida, la seguridad de Francia y de Europa.La candidata presidencial socialista, Ségolène Royal, se apresuró a aprovechar la ocasión para acusar a Chirac de cometer un error "imperdonable". Una vez más el presidente saliente ha puesto un obstáculo en el camino del candidato derechista de UPM, Nicolas Sarkozy, con el que mantiene grandes diferencias. Chirac, frente a Sarkozy, representa un estilo ya caducado de hacer política, que no se corresponde con la Francia y la Europa de 2007. Sólo por sus propias dificultades personales –está en una situación penal muy complicada que sólo su inmunidad presidencial detiene de momento-, Chirac defiende mal los intereses de su país y de sus socios, entre los que está España, y su tiempo político ha pasado. Frente los problemas de 2007 hacen falta nuevos modos, nuevas ideas y, sobre todo, lealtad y prudencia. Tal es la lección que la clase política española puede sacar de un desliz que traerá cola.
jueves, febrero 01, 2007
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