martes, febrero 20, 2007

Cesar Alonso, Un referendum español

miercoles 21 de febrero de 2007
Un referéndum español
POR CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
¿Y si preguntáramos por la nación española? ¿Está usted de acueo en que España es una nación? O algo así. Si se sometiera a referéndum la españolidad de las gentes, estoy convencido de que no sólo la participación sería muy alta, sino de que la inmensa mayoría se confesaría española. El resultado sería el que siempre ha salido en todas las encuestas en las que le preguntaban a la población si se sentían sólo españoles o sólo catalanes o españoles y catalanes al tiempo. Los nacionalistas periféricos terminaban concluyendo que para dar el salto del 8 por ciento, que es lo que representaban, había que acabar con el universo territorial y plantearse las cosas como si no existiese Estado, tomando como referencia los ámbitos de decisión vasco y catalán en los que representan el 30 por ciento. El resto ya lo resolverían con alianzas y la traición de la izquierda.
Pero llegados a este punto, sería hora de emprender la marcha que recomiendan los resultados de los referéndums catalán y andaluz. Es decir, se trataría de responder al mandato silencioso que viene de la abstención. Las dos consultas han sido verdaderamente útiles, en el sentido de que han dejado claros los límites de los sentimientos nacionalistas o radicalmente particularistas. Aun cuando sólo fuera para dejar las cosas aún claras en relación con los sentimientos españolistas, habría que encontrar algún recurso para llevar a cabo una consulta en el ámbito «nacional» y sobre la españolidad de los encuestados.
Los nacionalistas catalanes no sintieron bochorno al enterarse de que Cataluña es una nación de aquella manera, a la montenegrina por decir algo. Respecto al referéndum andaluz, parece claro que los socialistas han utilizado la realidad andaluza para poner a prueba al PP y de paso justificar la propuesta global de ZP sobre el nuevo modelo de Estado. Todo ello como preámbulo del derecho de los vascos a la autodeterminación. Tan precario, tan insuficiente, que necesitará el apoyo de los socialistas.
En estas circunstancias, ¿resultaría imposible encontrar la fórmula de que el noventa por ciento de los españoles se confesara partidario de la Nación española, tal como reza la Constitución?

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