Goodbye, mister Bush
TOMÁS CUESTA
Miércoles, 21-01-09
COMO dicen allende el río Grande, que le vaya bonito señor ex presidente. Ahora que se ha cumplido el sueño de Machín y el tipo más pintón es un querubín negro, pocos serán aquellos que se ocupen de usted si no es con el propósito de mentarle la madre o de intentar rompérsela. Pero ancha es Castilla, aunque no sea Texas. Y discutir, a estas alturas, por un rebuzno más o una coz de menos es malgastar el tiempo. Al cabo, la opinión pública es una moza de partido que se compra, se vende, se soba y se moldea. Es una especie de perra de Paulov dispuesta a segregar babas o bilis a toque de corneta. Que piensa conforme al pienso que le echan y que ha sustituido la reflexión aquilatada por el automatismo de los actos reflejos. Qué le voy a contar que usted no sepa tras pasarse ocho años en el disparadero.
Hay un proverbio chino -un viejo proverbio chino, por supuesto- que sintetiza mejor su trayectoria que cualesquiera de las tesis con pujos académicos que han visto la luz últimamente. Por no hablar, claro está, de las chorradas con chorreras que se han escrito sobre usted a diestra y a siniestra. Es verdad que el papel lo aguanta todo, en especial el papel prensa, pero se necesita mucho aguante -y muchas tragaderas- para sobrellevar el bombardeo sistemático de los pesquisidores a la violeta. Góngora, que pasa por ser hermético, definió, sin embargo, con asombrosa nitidez a la nutrida patulea de analistas, aprendices de brujo, arúspices de guardia y expertos de emergencia que mete la nariz en las zahúrdas del presente. «Infame turba de nocturnas aves, gimiendo tristes y volando graves». Pues eso.
A usted, señor ex presidente, los versos de Luis de Góngora le sonarán a chino y es normal que así sea. Lo anormal, por ejemplo, es que Rodríguez Zapatero crea que cultivar los gongorismos es hacer gorgoritos con el vientre. Pero basta de cháchara, que estábamos en China dándole al proverbio y hemos acabado, «mea culpa», dando palos de ciego. La sentencia en cuestión (que algunos atribuyen a Confucio: nadie mejor que un muerto para cargarle el muerto) no es un consejo práctico, ni una norma moral, que es lo que, en estos casos, suele ser lo corriente. Es una maldición tan refinada, tan sutil, tan sabia, tan perversa, que, fuese quién fuese el que la formuló por vez primera, era, sin duda, un genio: «Ojalá vivas tiempos interesantes», reza.
Si alguien puede dar fe de hasta qué punto el maleficio de marras es maléfico, es usted mister Bush que ha tenido que vérselas con un periodo histórico repleto de interés, de sobresaltos, de suspense. Ha vivido usted tiempos interesantes, en efecto. Y sólo a partir de esa evidencia es posible juzgar con equidad su desempeño al frente del imperio. No obstante, aquellos que interpretan la realidad con la vileza impía de los usureros afirmarán -sin sombra de pudor y ayunos de vergüenza- que ha sido usted el que ha arramblado con los depósitos y con los intereses. Que usted, usted, usted, y nadie más que usted, puesto que su compadre Aznar es de consumo interno, es el culpable de que un día (creo que fue en septiembre; sí hombre sí, qué cabeza la mía: sucedió el once de septiembre) el «tsumani» del odio golpease a Occidente.
«Goodbye, mister Bush» y olvide las insidias, el rencor, las malquerencias. Seguro que usted no ignora (a pesar de que los ignorantes le motejen de memo) que la teología escatológica prescribe que uno de los signos que anuncian al Mesías es que el diablo siembra el caos en la tierra. Siguiendo esa premisa -y sin querer, ni por asomo, resultar blasfemo- la entronización mesiánica de Barack Obama no habría sido lo que ha sido, un espectáculo de ensueño, sin usted conjugando el rol del Gran Cabrón y el del chivo expiatorio simultáneamente. Total, qué más le da, si le han metido en cuernos.
Ojalá que le vaya bonito. Ojalá se le haga justicia en el inapelable tribunal del tiempo. Ojalá llegue el tiempo de disfrutar del tedio. Cuídese, señor Bush, que Dios bendiga a América.
http://www.abc.es/20090121/opinion-firmas/goodbye-mister-bush-20090121.html
miércoles, enero 21, 2009
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