martes, enero 13, 2009

Pablo Sebastian, Jueces, pilotos y controladores

martes 13 de enero de 2008
Jueces, pilotos y controladores

Pablo Sebastián

En la España que gobierna Zapatero están pasando demasiadas cosas sin que, en consecuencia, pase nada: ni se asumen responsabilidades políticas, ni se solucionan los problemas. Así, y al margen de la desazón y el paro que provoca la crisis económica, hemos vivido en los últimos días pruebas flagrantes de la incapacidad absoluta del Ministerio de Fomento frente a la tormenta de nieve que arrasó el centro de España, así como frente al caos del aeropuerto de Barajas, la huelga encubierta de pilotos y controladores aéreos y la incapacidad de Iberia para atender a los miles de pasajeros que están sufriendo la crisis, y que han visto secuestrada su libertad y dañados en tiempo y dinero sus vacaciones o desplazamientos profesionales. Y, por si algo faltara, los jueces amenazan con una huelga, como respuesta a las sanciones impuestas a algunos de sus compañeros, y en demanda de toda una serie de mejoras y ayudas a la carrera judicial, mientras por otra parte piden la dimisión del ministro de Justicia, Mariano Bermejo.

Como desde el PP se solicita, por enésima vez, la dimisión de la ministra Magdalena Álvarez, mientras que la inefable titular de Fomento se dedica a repartir sus responsabilidades con Iberia, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, pero sin asumir las suyas no sólo de palabra sino como debiera con su esperada dimisión.

Lo cierto es que la libertad de movimiento de muchos ciudadanos se vio secuestrada por la huelga encubierta de pilotos y controladores, colectivos ambos que deberían responder de los daños económicos y personales causados en Barajas en los últimos días -y en años anteriores- para lo que hace falta que, en primer lugar, el Gobierno actúe con firmeza -recuérdese lo que hizo Ronald Reagan con la huelga de controladores aéreos cuando los cesó a todos y los sustituyó por militares-, y que el Parlamento apruebe de urgencia una legislación que impida el secuestro técnico de personas y de su libertad de movimiento, y los daños económicos y sociales que todo ello provoca por el abuso de los citados y privilegiados colectivos, en el desempeño de funciones que se relacionan en un servicio público como es el transporte aéreo, o el mismo aeropuerto de Barajas.

En cuanto a la huelga de los jueces, un cuerpo del Estado, cabe decir que con su corporativista "rebelión" están a punto de perder todas las razones que les asisten, especialmente las que se refieren a la necesidad de muchos más juzgados, medios informáticos e inversiones económicas para poder modernizar y agilizar la labor judicial. Y sorprende que hayamos llegado a esta situación sin que el Ministerio de Justicia y el Consejo General del Poder Judicial hayan conseguido un acuerdo con las asociaciones de jueces que promueven el paro. Como sorprende la incapacidad del Gobierno ante lo ocurrido con la gran nevada, o lo que ha pasado y está pasando en Iberia y en Barajas, como ya sucedió también en el aeropuerto catalán de El Prat.

Naturalmente, el presidente del Gobierno está parapetado detrás de sus dos ministros chamuscados -como otros del Gabinete-, Álvarez y Bermejo, y se dedica a lucirse en defensa de Palestina y contra Israel -en esto con razón-, o a otros menesteres de corte publicitario, lo que constituye su mayor y su gran habilidad, como si estas graves situaciones que dañan a los españoles no fueran con él.

Pero los ciudadanos, en contra de lo que a lo mejor piensa Zapatero, saben sumar, y saben que en la crisis económica el presidente tiene una alta cota de responsabilidad por negar la evidencia con claro interés electoral, como la tiene en estas huelgas "salvajes", o en la rebelión de los jueces, y al final tarde o temprano el presidente tendrá que pagar su responsabilidad. Aunque todo apunta a que lo hará tirando por la borda a unos cuantos ministros con la crisis del Gobierno que no cesa de atrasar, convencido de que incluso los cadáveres políticos de varios miembros de su Gabinete le sirven de parapeto y desvían, a un segundo nivel, la que sin duda es su directa responsabilidad.

http://www.estrelladigital.es/ED/diario/71859.asp

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