lunes 26 de enero de 2009
Jugar con cartas marcadas
Ismael Medina
¿ NO es llamativo y mueve a suspicacia que el alto el fuego en la franja de Gaza lo decidiera unilateralmente Israel y lo aceptara Hamás a regañadientes en vísperas de la toma de posesión de Obama como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica?
Coincidieron dos reuniones de máximas autoridades políticas, una en Quatar y otra en Egipto, para debatir el plan de alto el fuego del presidente Mubarak. En Quatar estuvieron los dirigentes de los países radicales que apoyan a Hamás y Hezbolá en su voluntad de eliminar Israel del mapa político por cualesquiera medios y forzar un nuevo éxodo judío. Y a renglón seguido, en Kuwait, los ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Arabe. En Egipto, con el secretario general de la ONU a la cabeza, se reunían aquellos otros siempre convencidos de que con paños calientes se alcanzan al menos soluciones temporales a conflictos difícilmente superables en la práctica. Pero apenas si se dio importancia a la gestión previa ante el gobierno israelí de Condoleza Rice, todavía en el ejecutivo de Bush, precedida por una nada sutil advertencia de éste sobre la necesidad de un inmediato alto el fuego.
Fue la gestión de Condolezza Rice la que decidió una partida de índole coyuntural destinada a acallar temporalmente el fragor de las armas. Los convenidos en las reuniones antes citadas no hicieron otra cosa que vestir el muñeco. Sólo los crédulos compulsivos pueden aceptar que la UE y sus gobiernos punteros, entre los que España va de convidado de piedra, poseen capacidad de decisión, por mucho que se mueva Sarkozy, en conflictos críticos de la envergadura y complejidad como los que hoy se dirimen en el Oriente Medio. Y menos aún entre extremismo panislámico y nacionalismo israelí. Unos y otros son conscientes, aunque lo disimulen, de que la decisión está en manos del imperio y de que los USA estarán siempre detrás de Israel, sea quien sea el habitante de la Casa Blanca.
LAS MASAS SE COMPORTAN COMO LAS RATAS TRAS EL FLAUTISTA DE HAMELIN
LA continuación de la guerra en Gaza podría dañar la formidable escenografía montada para mayor gloria de Obama y fortalecimiento del gran circo mediático instrumentado para su propulsión a la Casa Blanca. Aunque muy al uso norteamericano, la descomunal parafernalia de la toma de posesión de Obama me recuerda las apoteósicas y geométricas concentraciones en torno a Hitler, las más populistas de Mussolini o las de Stalin a las que servía de escenario la inmensa Plaza Roja. Lo de menos es que éstos vistieran uniforme y los presidentes norteamericanos de civil. Aquellos encarnaban el mito del destino necesario de sus pueblos. Y Obama se apropia el mito del destino necesario del pueblo norteamericano, enmascarando la evidencia de que ese destino necesario es el que marca el Nuevo Orden Mundial o totalitarismo universal.
Las realidades vividas y la lectura de la Historia humana, toda, proporcionan una visión escéptica sobre los comportamiento colectivos cuando se llega a las alturas de mi edad. Las masas se mueven por impulsos emocionales, tanto si se trata de un estadista cuyas gestión positiva las atrae, como el que las encandila es un orador que las impulsa a la violencia.
Google difundió fotografías de la gran concentración en Washington tomadas desde su satélite de comunicaciones. Una de ellas me llamó especialmente la atención por su valor simbólico. A uno y otro lado del obelisco, cuya sobra se proyecta como la aguja de un reloj que marca los tiempos inexorables del poder, aparecen dos grandes masas circulares de puntitos alargados, como de hormigas que acuden sumisas y disciplinadas a la llamada de su reina. El gran hormiguero humano acudió a la de su nuevo jefe seducido por del trompeteo mediático que lo elevó al podium del poder como un semidios , capaz de sacarle milagrosamente de sus padecimientos.
La leyenda del flautista de Hamelin (1284), en que se inspiraron los Hermanos Grimm para escribir un famosos cuento con ese título, nos sitúa alegóricamente ante la capacidad de encantamiento que sobre las masas ejerce la magia seductora de los líderes políticos, para bien o para mal. Mózart ahondó aún más en el poder de manipulación con su última ópera, “La flauta mágica”, compuesta por encargo de su amigo Emmanuel Schikeneder, masón como él y posiblemente de alto grado. Numerosos expertos descubren en “La flauta mágica” los grados de iniciación de la francmasonería y su trasfondo ideológico. Y puesto que el anterior recordatorio lo promueve la espectacular ceremonia del juramento de Obama como nuevo presidente norteamericano, no es ociosa una anotación sobre el escenario: la disposición de los edificios que albergan las instituciones básicas definen en sus alineamientos símbolos masónicos, al igual que el gran obelisco que preside el conjunto, obra del arquitecto francés Charles L´Enfant. Tampoco es baladí que todavía hoy los billetes de un dólar lleven impreso el símbolo del iluminismo, igual que el primero acuñado tras la independencia. Ese y no otro es el espíritu profundo de los “padres fundadores” que hizo suyo Barack Obama en el discurso del pasado martes.
Podrá parecer desproporcionada, e incluso cínica, la anterior equivalencia entre dirigentes totalitarios sin tapujos y el paradigma democrático norteamericano, tan alabado durante las últimas semanas en ocasión del cambio presidencial y la normalidad formal con que se desarrolló el relevo. Se ha escrito con reiteración desde hace mucho, y alguna vez lo he recogido, que al pueblo norteamericano se le otorga la posibilidad de elegir un dictador cada cuatro años, habida cuenta de los casi omnímodos poderes constitucionales de que goza el presidente useño. La parte sustancial del electorado pasa olímpicamente del singular proceso de selección de los candidatos demócrata y republicano a la Casa Blanca. Parece que en esta ocasión el voto popular, cuyos números absolutos casi nunca se divulgan, rebasó ligeramente el 60%, pero sin alcanzar la cota más alta del 63,2% cuando fue elegido Kennedy. En algunas otras presidenciales se quedó en torno al 50%.
GOBIERNOS TÍTERES EN MANOS DE QUIENES CONTROLAN LA OFERTA MONETARIA
BUSH definió durante sus últimas semanas de mandato las acciones encaminadas a afrontar la crisis financiera mediante formidables inyecciones al entramado bancario. Le despejó el terreno a Obama, quien se apresuró a multiplicar su cuantía. Una demostración más del continuismo a que aludía más arriba.
La cuestión, sin embargo, se entenderá mejor con unas palabras de Nathan Mayer Rothschild en 1820, tras conseguir el control del Banco de Inglaterra: “No me importa quien sea el títere colocado en el trono de Inglaterra para gobernar el Imperio en el que el sol nunca se pone. El hombre que controla la oferta monetaria de Gran Bretaña controla el Imperio Británico; y yo controlo la oferta monetaria británica”. Cita a la que hay que añadir esta otra de 1838: “Permítanme acuñar y controlar el dinero de una nación y no me importará quien haga sus leyes”. Pues lo mismo podría decirse de los Estados Unidos de Norteamérica. Y de la Unión Europea, en la que Trichet asume similar función al frente de Banco Central Europeo que el presidente de la Reserva Federal norteamericana.
El poder sobre los centros de decisión política que se atribuía Rothschild respecto del imperio británico, lo acapara en USA la Reserva Federal, mitad estatal y mitad privada. Pero en la que de hecho impone sus directrices la privada. El papel de Rothschild en la Reserva Federal lo asume en la sombra David Rockefeller. Obama lo sabe muy bien. Basta para comprobarlo la procedencia de los hombres que llevarán las riendas de la economía en el equipo de gobierno diseñado por un poder superior.
Paul Volcker ocupa el puesto de Consejero Asesor para la Recuperación Económica- Volcker fue durante cuatro años presidente de la Reserva Federal de Nueva York y de ahí saltó a la presidencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos entre 1979 y 1987, bajo las Administraciones de Jimmy Carter y Ronald Reagan. Añado un dato más, nada desdeñable: pertenece al CFR, al Club de Bilderberg y a la Trilateral, seleccionado por Brzezinsky para su fundación. El presidente de la Reserva Federal, conviene insistir en ello, controla la política monetaria y los tipos de interés, mediante los cuales determina la cotización del dólar.
También resulta ilustrativa la biografía de Tim Geithner, elegido por Obama para ocupar la Secretaría del Tesoro, aunque a última hora tropezó el nombramiento con la aparición de irregularidades fiscales de Tim, hasta el momento presidente de la Reserva Federal de Nueva York. De él se dice que, junto con Paulson y Bernanke, actual presidente de la Reserva Federal, configuran la “Trinidad” del sistema financiero norteamericano. Se incorporó al Departamento del Tesoro en 1988 y fue promovido a secretario adjunto para Asuntos Internacionales durante la presidencia de Bill Clinton entre 1999 y 2001, periodo en el que colaboró estrechamente con el ex sectretario del Tesoro Robert Rubin y con Larry Summers, al que también ha incorporado Obama a su equipo económico. De 2001 a 2003 fue miembro del equipo directivo del FMI al frente del departamento de Desarrollo de Políticas y Revisión, puesto del que saltó a presidir la Reserva Federal de Nueva York. Sus comienzos se sitúan en la empresa Kissinger Associates, creada por Henry Kissinger. Otra vinculación nada desdeñable.Tim pertenece al CFR, al Bilderberg y a la Trilateral.
Larry Summers fue seleccionado por Obama para dirigir el Consejo Económico Nacional que le convierte en el asesor económico más próximo al presidente. Sobrino de dos premios Nobel de Economía (Paul Samuelson y Kenneth Arroz) formó parte del equipo de asesores de Reagan (1982-1983). Asesoró al demócrata Dukakis en su campaña electoral y se incorporó al Banco Mundial en 1991 como vicepresidente de Asuntos Económicos y economista jefe. En 1993 fue llamado por Bill Clinton para ocupar la subsecretaría del Tesoro para Asuntos Internacionales, pasando luego a secretario adjunto. En 1999 reemplazó a Rubin como secretario del Tesoro. Pertenece al CFR y al Club de Bilderberg.
Me limito a señalar la carrera profesional y política, así como sus vinculaciones con las organizaciones instrumentales del poder mundialista, de los hombres que dirigirán la políitica económica del nuevo presidente y afrontarán la crisis financiera que atosiga a los Estados Unidos y a la gran mayoría de las naciones, continuado las medidas iniciadas por Bush y aplicando las recetas de la era Clinton. Me llevaría demasiado espacio hacer lo mismo con los restantes miembros de primera y segunda línea. Pero respecto a las vinculaciones que he subrayado aludiré a dos de especial relieve. Hillary Clinton, secretaria de Estado, pertenece al CFR, al Club de Bilberderg y a la Trilateral. Y Robert Gates, secretario de Defensa, que lo fue de Bush y sirvió a ocho presidentes, señal inequívoca de su condición de hombre de máxima confianza del centro mundial de poder, es miembro desde antiguo del CFR y del Bilderberg. Me resta, si acaso, recordar que Michelle Obama es miembro del Club de Bilderberg, así como el muchimillonario judío George Soros, uno de los más fervientes apoyos financieros y mediáticos de Obama durante la campaña electoral.
No sólo me impulsa a los anteriores recordatorios la conveniencia de precisar las características del equipo económico que le han confeccionado a Obama. También me incita una de las medidas adoptadas por Obama en su primer día de mandato, más de escaparte que efectivas. Me refiero a la orden ejecutiva que “establece rígidos límites a los lobbys que representan los intereses de grupos de presión o de empresas ante las entidades políticias”. A partir de ahora, se nos dice, los lobbys “no podrán ocupar puestos de gobierno relacionados con áreas que ellos hayan representado durante los dos últimos años”.
Se da el nombre de lobby, como es de sobra concocido, a todo grupo de presión que, trata de influir en centros de los poderes ejecutivo o legislativo con el fin de favorecer sus propios intereses o los de aquellos a quienes representa. Los lobbys no suelen participar directa y activamente en política. Pero sí procuran ganarse la complicidad de algún grupo político que pueda terminar aceptando o defendiendo los objetivos del lobby. ¿Y acaso no lo son, y harto más resolutivos, el CFR, el Bilderberg y la Trilateral, al integrarse sus miembros en el gobierno de la nación y ser muy amplia su penetración en el Congreso, en el Senado y en múltiples instituciones públicas?
LA SOCIALDEMOCRACIA COMO RED PARA APRISIONAR INCAUTOS
RODRíGUEZ, siempre fiel a su condición de Alicio, ha saltado de gozo con la elección de Obama, apresurándose a calificarlo de socialdemócrata y equiparando al del nuevo presidente norteamericano con el suyo propio. Todavía no se ha enterado de que entre los partidos demócrata y republicano de los USA las diferencias ideológica son mínimas. E iguales sus dependencias del Nuevo Orden Mundial. El progresismo demócrata se reduce en la práctica al ámbito de las diversas ramas operativas del neomalthusianismo, del que Obama ha sido defensor, aunque haya tenido que tascar el freno al enfrentarse al cuadro de valores que caracteriza a la sociedad norteamericana que le ha llevado en volandas a la Casa Blanca. Esos que ha defendido con vigor en su discurso tras el juramento. Podrá traicionarlos con el andar del tiempo pues la destrucción mortal de los pueblos es parte sustancial de la estrategia para llegar a la implantación del Gobierno Mundial. Pero se retraerá, al menos en lo que concierne a los Estados Unidos, hasta tanto no logre salir del caos económico y los conflictos armados precisen para su afrontamiento y resolución que la sociedad respalde y nutra a sus Fuerzas Armadas de combatientes disgustos a morir.
Tampoco las promesas de Obama respecto de la Sanidad responden en la práctica a una convicción ideológica socialdemócrata, sino a un apremiante exigencia económica. El hundimiento financiero y su negativa repercusión en el tejido industrial y en el sector servicios ha llevado al borde de la quiebra a multitud de centros hospitalarios, en su mayoría privados, al perder su sostenimiento por arruinados fondos de pensiones y variadas organizaciones asociativas, entre ellas fundaciones igualmente afectadas por el derrumbe económico. Si los cierres anunciados se consuman, irán a la calle miles de profesionales y trabajadores que integran sus plantillas. Muchos más de los que sufre el sector de la automación. Al igual que a éste y que al bancario, será indispensable inyectar al sanitario grandes sumas de dinero. Pero sin llegar a su nacionalización ni a aprovechar la coyuntura para crear un sistema público de Sanidad sustitutivo. Lo veda la estructura liberalista de Estados Unidos, defendida de manera resuelta, e incluso emotiva, por Obama en su discurso.
Podría aducir otros ejemplos no sólo prácticos. También otros, como el relativo al respeto al sentimiento y a las prácticas religiosas, aspecto éste que el equipo de Obama tuvo especial cuidado en subrayar con el diseño del ceremonial del juramento, equivalente a una toma de posesión, para arropar una parte sustancial del discurso del nuevo presidente. Algunos pueden aducir que todo ello no sea consecuencia de una convicción más o menos profunda. Pero aunque lo fuera por exigencia estratégica del Nuevo Orden Mundial a la que responder con realismo, resulta evidente que no se puede invitar a una sociedad a trabajar con denuedo, a cobrar menos y a no pocos sacrificios para ganar el futuro. Tampoco a perder la vida en defensa de la nación, si no se cree en ella ni en la existencia de Dios. Todo lo contrario de lo que practica Rodríguez, para quien la nación es una entelequia y el Dios cristiano un enemigo a batir. El gobierno Obama sólo dejará aproximarse a Rodríguez en la medida que éste se avenga sumiso a sus exigencias estratégicas, especialmente las de índole militar y política en el volcán del Oriente Próximo.
He comenzado por el alto el fuego en Gaza, en vez de sumarme a la generalizada empanada de almíbar, por cuanto tiene mucho de símbolo de la continuidad entre la Administración Bush y la recién inaugurada Administración Obama. Bush aprovechó sus últimas semanas en el Despacho Oval para tender a su sucesor un alfombra roja por la que discurrir en sus primeros pasos presidenciales con las medidas más impopulares ya tomadas, no sólo en lo económico, haciendo parecer que sus próximas medidas de gobierno implican cambio, cuando serán continuismo en lo fundamental. Para la imagen publicitaria quedará el cambio, insisto, en lo accesorio. Pero a tenor de que también el gobierno Obama, como los cuarenta y tres anteriores, tiene una inequívoca arboladura sionista. Seguirá sirviéndose ocasionalmente de Israel, como ahora con la tregua unilateral para no enturbiar el gran espectáculo del juramento, o para más agrestes objetivos. Pero en ningún caso dejará de respaldarlo si es agredido o peligra su existencia. También Rodríguez tendrá que aprender esta lección, entre otras muchas.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5028
lunes, enero 26, 2009
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