lunes, enero 19, 2009

Felix Arbolí, El habla de los gaditanos

martes 20 de enero de 2009
El habla de los gaditanos

Félix Arbolí

A CABO de escribir, junto a éste, un artículo homenaje a mi tierra andaluza. No sé cual de los dos habrá publicado en primer lugar nuestro director. Ni cual de ellos irá como Contraportada y cual en Firmas Invitadas. De todas formas, tampoco me importa mucho ya que al amar a Cádiz, tengo que amar a Andalucía y viceversa. Ninguna de las dos puede ir por separado en mis sentimientos, aunque siempre tire un poco más la tierra donde nacimos, en este caso mi provincia gaditana, concretamente Chiclana de la Frontera, aunque haya sido Cádiz capital donde aprendí las primeras letras e inicié mis correrías vitales hasta mi venida a Madrid. Es decir que soy chiclanero de nacimiento, gaditano por ser en esta capital donde aprendí las primeras letras e inicié mis correría vitales y cañailla porque en esta querida isla de San Fernando pasé los años más importantes y decisivos de mi preparación para el futuro y conservo los mejores y más grandes amigos que he tenido en toda mi vida. No puedo separar ninguno de estos sitios cuando hablo de mi infancia, mis amores y mis sentimientos. Los tres constituyen el legado más hermoso que he tenido hasta la llegada de mi mujer, hijos y nietos. En cualquiera de los tres me gustaría descansar definitivamente cuando Dios me llame a ese desconocido lugar que será muy hermoso, pero al que nadie quiere ir todavía.

Hechas estas obligadas aclaraciones, paso al meollo de mi artículo. El habla de cada lugar constituye una manera de diferenciarla del resto. He escrito diferenciarla, no separarla. Que son conceptos muy distintos. Mediante el verbo o la palabra el hombre se comunica con sus semejantes para expresarle sus sensaciones, sentimientos e ideas. Su importancia llega a tal punto que solemos denominar como “Verbo” por antonomasia al Hijo de Dios, al mismo Jesucristo, por sus parábolas, mensajes y divinas palabras que tanto han influido e influyen, a pesar de algunos, en la vida de la Humanidad. Si consultamos al diccionario, la define como la facultad de hablar, aunque ofrezca otras muchas acepciones que no cabrían exponer en los limitados espacios de un artículo. No hay que olvidar que todo en nuestra vida gira en torno a la palabra con sus consiguientes derivados, circunstancias y distinciones.

El hombre al hablar descubre de alguna manera su condición social, nivel cultural y procedencia geográfica, según las palabras que use para expresar oral y literariamente sus ideas, pensamientos, desacuerdos y deseos. Un cambio en la colocación de las letras, forman palabras distintas y desconocidas fuera de los lugares donde se utilizan. Idiomas diferentes, que no solo separa a los pueblos, sino que también los une e identifican para formar conjuntos donde existe un léxico común, aunque cambie algo más o menos la fonética. A veces un idioma sufre innovaciones y extraños giros difíciles de comprender más allá de los límites regionales o locales donde se originan. Esta alteración o diferencia se llama dialecto. Se trata de deformaciones e incorporación de nuevos términos que el tiempo y la costumbre va introduciendo en la manera de hablar y escribir de una serie de habitantes no siempre pertenecientes a una comunidad regional, sino a veces a una sola provincia. Este fenómeno nada peyorativo, se trata y estudia en la llamada Dialectología, toda una disciplina científica. Al usar estos dialectos o nuevas palabras y expresiones debidas al ingenio y la gracia popular, en muchas ocasiones se adoptan como términos de uso común en la lengua del país y se inscriben en su diccionario. Por ejemplo, las palabras “cursi” y “liberal”-en su matiz político- tan aceptadas y usadas hoy universalmente tuvieron su origen en el habla gaditana.

El gaditano, yo mismo, aparte del enorme cariño que siempre sentirá hacia su tierra, ese trozo de patria que le vio nacer, se considera y enorgullece de ser andaluz y español. Utiliza el idioma español porque lo siente como suyo, pero es consciente también que posee un estilo diferente a la del resto de los españoles. Si conocieran bien el auténtico hablar del natural de esta provincia andaluza, se darían cuenta que tiene un sentido práctico surgido de manera inconsciente, con evidentes variantes y matices y un destacado carácter poético. Cádiz, patria del romanticismo y cuna de grandes poetas, refleja en su habla el sentimiento lírico y la ternura que le inspiran los diversos aspectos de la vida, algo que a españoles y andaluces de distinta área geográficas les pueden pasar inadvertidos. Hay quienes se avergüenzan y acomplejan por esta peculiar manera de hablar que tenemos los gaditanos y hacen lo imposible por corregirla y perder ese acento que la hace tan peculiar. Yo siempre he procurado mantenerlo pues lo considero una seña de identidad y personalidad que me hace sentir vinculado y enraizado con ese añorado trozo de España, donde ocurrieron los hechos más destacados de nuestra Historia, ya que se trata de la ciudad más antigua de Europa y la única no dominada por Napoleón en su engañosa invasión de nuestra patria, cuyo bicentenario está a punto de cumplirse.

Cuando hablo de palabras desconocidas para el que no es natural de esa tierra, tengo mis fundamentos, aunque la mayoría crea que allí todo el monte es orégano. Es obvio que no puedo mostrar la enorme cantidad de términos que se usan en la zona gaditana y son desconocidos en otros lugares y como es lógico, en el diccionario de nuestra lengua. La selección que he hecho no llega ni a al diez por ciento de las que he utilizado en mis años de “chiquillo”. Sólo he destacado las que hablan exclusivamente los oriundos y residentes en la tierra gaditana, siendo desconocidas para el resto de Andalucía. Constituyen sin lugar a dudas, el habla del gaditano sencillo popular:

ABARBETAR: Apoderarse de una cosa y no soltarla.
ACHICAR : Tomar bebidas alcohólicas.
ALCUZA: Avaro.
ÁNGE: Gracia, simpatía
ANTIGUACHO: En sentido peyorativo, cosa muy antigua.
ARENILLA: Lluvia fina
ASUNTAR: Comprender o entender algo.
BABETA: Fideo grande
BACHE: Bar pequeño
BAJANCIA: Enemistad entre dos personas.
BALDEAR: Dar un paseo sin rumbo fijo.
BARRILETE: Cometa.
BOCHINCHE: Bar de poca categoría.
BORUCA: Pelea, bronca
A BORRICATE: Cargar a una persona spbre la espalda.
BULLITA: Persona inquieta y muy nerviosa.
CAMAMA: Adulador. Cobista.
CAMBEMBO: Aturdido, atontado.
CANTAZO: Pedrada.
CARCAMONIA: Viejo, decrépito.
CASCARAÑAO o DESCASCARAÑAO: Objeto estropeado o defectuoso.
CENSO: Preocupación, problema.
COLLÁ: Oportunidad.
CON LA MISMA...: Al instante, a continuación.
AL CONTRA: Un juego infantil callejero, ya en desuso, que yo he conocido y jugado. .
COSTO: Comida ya hecha que lleva el obrero al trabajo.
COTORRA: Órgano genital masculino
CUNDI: Barra de pan, en los años cuarenta.
CURSI: Palabra de invención gaditana cuyo significado ya todos conocemos.
CHICUCO: Empleado de tienda de comestibles, allí llamadas, ultramarinos.
CHICHARO: Guisante.
CHIQUILLO: Término gaditano muy extendido en gran parte de Andalucía, diminutivo de chico. En
Cádiz suele usarse también el de “QUILLO”, para abreviar la palabra.
CHISMITO: Dinero
CHOCO: Jibia.
CHURI: Policía municipal
ELÁSTICO: Camiseta en mis tiempos. Actualmente, ya no suele usarse.
EMPERCOCHÁ: Prenda sucia o mal lavada.
ESPANTÓN: Desplante
FIGURETAS: Expresiones mímicas
FUSILAZO: Luz de un faro, relámpago.
GUARNÍO: Sin un céntimo, cansado, en gran debilidad física
GURRINA: Órgano genital masculino
HABICHUELAS: Judías.
JIBIA: Antipatía, aversión, impaciente y avaricioso
JINDOI: Miedo
JOSIFA y ALJOSIFA: Paño para fregar los suelos
LIBERAL: Es a partir de las Cortes de Cádiz, de 1812, cuando a su significado de espléndido o se le
Empieza a dar el matiz político y la definición de “ Que profesa doctrinas favorables a la
Libertad política en los Estados”.
LIMETA: Botella de vino
AL LIQUINDOI: Estar ojo avizor, pendiente de algo.
MALAGE: De poca gracia.
MIGOTE: Trozo de pan mojado en café o leche.
MOCHA: Mujer sin zarcillos
MOLONDRO: Cabeza grande.
MONDRI: Maricón.
MORANCO: Moro en tono peyorativo.
MOSQUETA: Golpe que hace sangrar la nariz.
NANAI: Nada
ORÁCULO: Forúnculo
PANIZA: Tonto.
PAPAS: Patatas.
PARAISO: Localidad más alta y barata en un teatro, cine o espectáculo.
(ECHAR A) PELÚ: Echar a suerte.
PIMPORRO: Botijo
(DE LA) PIOMPA: Afeminado
PIPO: Chupete
PIRIPI: Individuo muy pagado de sí y peripuesto
PISCHA: Órgano genital masculino. Se usa normalmente para dirigirse al amigo o compañero, en
plan amistoso y de confianza. Sobre este término conservo una anécdota que le ocurrió a
mi nuera cuando en su primer viaje a mi tierra, durante un verano, veía que a un vecino de
su apartamento le llamaban sus amigos de esta forma. Ella ignorante de esta costumbre y
creyendo que ése era su nombre, le llamaba así cada vez que se encontraban. Una de las
veces, el le contestó ¿Qué hay chochete?. Extrañada ella de esa imprudencia, se lo hizo
ver y entonces el chaval le respondió : “!Eso no tiene importancia!.¿. No me llamas tú a mí
“pischa” y a mí no me molesta?. Cuando le hizo ver que era una costumbre y no su nombre, quedó cortada y sin saber como reaccionar. Aclarado el incidente, todo volvió a la normalidad, pero a ella jamás se le ha olvidado la vergüenza que pasó.
POLEÁ: Gachas
RACHA: En Cádiz, “ a rachas”, significa llevar a uno a rastra o empujándole.
REFINO: Mercería
SANANI: Negación despectiva.
SANGANGUI: Mala suerte
SERETE: Culo
SIESO: Individuo antipático, poco amante de hacer favores y mala persona.
SIESO MANÍO: Da mayor rotundidez a lo anterior
SOBREHUSA: Guiso de pescado en salsa. Era uno de mis favoritos y especialidad de mi madre que
lo hacía exquisito. Netamente gaditano. En uno de mis viajes conseguí la receta.
TAPONAZO: Acto de parir.
TEJERINGO: Churro. Al menos, en mi tiempo, que estaban riquísimos..
TELELE: Soponcio. Darle un “telele” es como un infarto.
TOSANTOS: Festividad de Todos los Santos.
TOTO Y TOTETE: Órgano genital femenino de las pequeñas.
TRANCÓN: Persona ya mayor.
TRASCO: Maricón
TURULATO: Atontado, ido.
VAGONETA: Maricón
VIEJARRUCO: Viejo
ZAMBULLO: Persona muy gorda.

Esta selección recogida de un curioso y simpático libro sobre “El habla de Cádiz”, de Pedro M. Payán Sotomayor, es una mínima parte de las 294 que presenta su vocabulario, aparte de las referidas al lenguaje caló, que también se usa en esta tierra, las germanías y hasta los distintos nombres sobre pescados que los gaditanos conservan y usan hasta en sus más selectos restaurantes y hoteles. Algunas palabras las he intercalado recordando mis viejos tiempos y a esa bendita tierra que me vio nacer y que no se hallaban en el citado libro. “Hasta luego”, como dicen por allá cuando uno se despide, aunque sepa que no se van a ver en mucho tiempo.


http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=1892

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