lunes, enero 19, 2009

Miguel Martinez, Acentos

lunes 19 de enero de 2009
Acentos

Miguel Martínez

H E de rogar nuevamente disculpas a aquellos de mis queridos reincidentes que, una semana más, haya podido confundir con el título, pues no voy a rozar en mi columna de hoy, ni siquiera de soslayo, nada que tenga que ver con el apasionante mundo de la tilde, ya sea ésta abierta, cerrada o circunfleja. Ustedes me van a excusar, pero este tipo de inconvenientes nos causan las abundantes palabras polisémicas existentes en nuestro rico idioma.

Me voy a referir, ustedes lo habrán deducido ya, al revuelo montado por las declaraciones de la diputada del PP al Parlamento de Cataluña Montserrat Nebrera, quien, al referirse a Magdalena Álvarez, Ministra de Fomento, lo hizo de esta guisa “su problema (el de la Ministra) es que tiene un acento que parece un chiste”. Para desgracia de Nebrera, el contexto no ofrecía ninguna duda sobre a qué se estaba refiriendo con ese acento, por muy polisémico que ese vocablo pueda ese llegar a ser. O lo que es lo mismo, la Nebrera se pitorreó del acento andaluz de la Maleni y eso, mis queridos reincidentes, está feo, muy feo. Por mucho que ahora, que ha visto que ha metido la pata hasta el corvejón, quiera arreglarlo alegando que no se quiso referir a su acento, sino a su estilo chulesco.

La señora Nebrera podrá gustar más o menos, pero indiscutiblemente es una excelente comunicadora y si dijo acento, es que quiso decir acento, porque acento es a estilo lo que tocino a velocidad. Y si lo que realmente molesta al Nebrera de la Ministra Álvarez es su acento, es doblemente grave. Primero porque hay infinidad de peros que pueden ponerse a Maleni en relación a las responsabilidades de su Ministerio y que afectan a los ciudadanos infinitamente más que si la Ministra dice partía y doblá o partida y doblada y, segundo, porque considerar que el problema de Maleni es su acento, es identificar como problema un hecho diferencial, como lo son las variedades lingüísticas de cada comunidad.

Montserrat Nebreda, como catalana que es, debiera ser especialmente sensible a cualquier hecho diferencial geográfico. Por lo pronto, un servidor ya ha leído un artículo en un periódico de Sevilla en el que, aprovechando que el cauce del Pisuerga transita casualmente por territorios pucelanos y -especialmente- que la Nebrera ha dicho lo que ha dicho, nos dan cera a los catalanes hasta hartarse y nos ponen de vuelta y media. Gracias Montse. No sé qué haríamos sin ti los catalanes. Eres un cielo de niña. Del iluminado que ha escrito el artículo no pienso darles la más mínima referencia, no sea que lo busquen y le regale, después de cómo nos ha puesto a los catalanes, más entradas a la página donde tiene colgado el texto. De todas maneras, no se pierden gran cosa. Era un artículo bastante malo, se lo aseguro.

Ya saben mis queridos reincidentes más fieles que un servidor tiene algunas aficiones extravagantes, varias de ellas relacionadas con la lingüística, y así, este que les escribe siente enorme curiosidad por la dialectología, o lo que es lo mismo, el estudio las variaciones geográficas y sociolingüísticas de la lengua y, a este hilo, gusta de ponerse a prueba cuando escucha un acento peculiar, aventurando la procedencia de su propietario.

Por mucho que al poco observador pueda parecerle que la variedad del idioma castellano en Andalucía es una, si se presta la suficiente atención, comprobará cómo, por poner algún ejemplo, nada que ver el habla de un jienense, con esas elles más propias de un argentino que de un castellano; con la de un granadino, que abren mucho más la as; o un cordobés que cierra más las es. Resulta curioso comprobar cómo en cualquier comunidad, a poco que recorramos unos kilómetros, encontraremos diferencias curiosas, y en algunos casos sustanciales, respecto al habla de sus habitantes. En cualquier caso, este párrafo no era más que la muletilla –o mejor, pedazo de muletón- para darles paso a la sencilla reflexión de que en la diferencia, como en la variedad, está el gusto. Que las variedades lingüísticas no hacen más que enriquecer el idioma, y que muy poco afortunado resulta, especialmente para aquel que se enorgullece de sus diferencias, pitorrearse de las diferencias del prójimo.

Y dicho esto, quisiera hacerles a mis queridos reincidentes algunas preguntas:

¿Creen de veras que si la desafortunada frase la hubiese vertido, por poner un ejemplo Rajoy, desde el PP hubiesen abierto la veda como lo han hecho con la Nebrera? ¿Lo hubiesen expedientado y hubiesen salido mandamases pidiendo su cabeza y su expulsión?

¿No tendrá nada que ver la sensación más que evidente de que Nebrera va por libre en el PP, y que en determinados temas -en los que pasa de la línea oficialista como se pasa de una colilla pisada- no la callan ni debajo del agua?

¿Se habrán cobrado venganza sus propios compañeros de partido a los que Nebrera ha puesto como a un trapo –muchas veces con razón, si preguntan mi opinión- al encabezar ella un sector más que crítico dentro del PP?

Es cierto que Nebrera tuvo un desliz, pero no lo es menos que desde su propio partido -aprovechando nuevamente el caprichoso cauce del Pisuerga - le están haciendo la cama. Con amigos como ésos... ¿Quién necesita enemigos?

http://www.miguelmartinezp.blogspot.com/

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