jueves 22 de enero de 2009
REVOLUTIONARY ROAD
¿Es una trampa el matrimonio?
Por Juan Orellana
Con el glamour de los premios y nominaciones irrumpe en nuestras pantallas el último film de Sam Mendes, que alcanzó la fama con American Beauty y Camino a la perdición.
En esta ocasión, con Revolutionary Road adapta una estremecedora novela de Richard Yates que describe el proceso de una relación conyugal que va desde el amor a primera vista hasta la tragedia. Ambientada en los años cincuenta, en un barrio periférico de Connecticut, el matrimonio Wheeler se ha convertido en la envidia del vecindario: matrimonio feliz con hijos, la casa más bonita del barrio, pareja carismática. Frank (Leonardo DiCaprio) tiene un trabajo aburrido en la misma empresa en la que estuvo empleado su padre y April (Kate Winslet) es una actriz fracasada que se ha tenido que conformar con ser ama de casa. Pero no es oro todo lo que reluce y detrás de esa aparente armonía de clase media hay frustración, incomunicación, infidelidad y mucha inmadurez emocional.
Cualquiera que vea la película con cierto sentido crítico se da cuenta de que ese matrimonio está construido sobre arena. Se basa sólo en buenos sentimientos y sobre todo en sueños y proyectos de futuro. Los acontecimientos inesperados que suceden (los hijos, el fracaso vocacional de April, el adulterio...) son indolentemente incorporados a la normalidad de la vida, hasta que las heridas supuran tanto que ya es imposible impedir la septicemia moral. La cuestión del aborto es el catalizador del desastre afectivo en el que se hunden los personajes. Hay quien quiere ver el film como un duelo entre la víctima (April) y el verdugo (su marido), pero creo que se trata de un reduccionismo inaceptable. No hay malos ni buenos. Más bien hay dos personas muy solas, muy frágiles, muy débiles y sin ningún cimiento sólido al que anclar sus vidas. Son un hombre y una mujer que no saben vivir del presente, sino que hipotecan su vida a un abstracto sueño de futuro (dejar todo e irse a París, paradigma de un romanticismo literario y evasivo). El presente, "su" presente, cargado de una positividad que no saben ver, es vivido por ellos como una trampa de la que escapar (hijos que no debieron haber llegado, trayectoria teatral de April que no debiera haberse arruinado...) y sólo el alcohol y el adulterio se ofrecen como sucedáneos de vida verdadera y falsos oasis de felicidad.
El resultado de tanta falta de sentido disimulada es clamoroso desde el principio del film: unos hijos ausentes de la vida de la pareja, una falta de comunicación verdadera, unas amistades superficiales, un desconcierto emocional... Cuando April recibe la noticia de su nuevo embarazo es como si el universo se colapsara sobre su cabeza. Muchos interpretan el film como un alegato rompedor contra el matrimonio; pero en realidad el film es muy realista: describe lo que puede suceder fácilmente en un matrimonio que se sustenta sobre idealizaciones y sueños abstractos y no sobre un bien presente.
Las interpretaciones de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet son soberbias y han cosechado premios y nominaciones. Pero el espectador debe saber que detrás de ese recital de buenos actores se va a enfrentar a una historia muy dura, que le va a encoger el corazón. Un faro de aviso que invita a tomarse la vida en serio y dejar los sueños para el descanso nocturno.
http://iglesia.libertaddigital.com/es-una-trampa-el-matrimonio-1276236094.html
jueves, enero 22, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario