jueves, enero 22, 2009

Ladron de Guevara, Elevando la razon a categoria

jueves 22 de enero de 2009
Elevando la razón a categoría

Ernesto Ladrón de Guevara

A HORA que el asunto bélico israelí contra el terrorismo de Hamas ha quedado postergado, y no estamos en situación de dejarnos llevar por la conmoción sangrienta de las víctimas causadas por la guerra, puede ser el momento para hacer juicios serenos y fríos. No es bueno dejarse llevar por la lógica perturbación de ánimo causada por imágenes de niños caídos bajo la metralla. Las guerras traen estas cosas inhumanas. Todas. No hay en esto excepciones. La destrucción del hombre por el hombre nos devalúa como personas. Eso es así. Pero no es tan simple.

Es obvio que quien está sometido a la tensión de no saber si en cualquier momento del día, mientras se está haciendo cualquier acto cotidiano, pueda caer sobre su cabeza un misil que destruya familia y el hilo de su existencia, debe pensar en su legítima defensa. ¿Quién no lo haría? ¿Alguien con sentido común puede afirmar sin estulticia que se quedaría impertérrito, pasivo, con ánimo conformista, mientras ve surcar el aire que circunda su casa decenas de misiles? Es evidente que no. Que reaccionaría en defensa propia. Eso es innegable.

También es irrebatible la lógica de valorar en su justo término la perversión moral de quienes en su acción agresiva para generar terror en el enemigo ponen escudos humanos de la población que dicen defender, abandonando todo principio de respeto al derecho a la vida de sus homólogos. Quién lo niegue es un hipócrita.

Como también es perverso y representa el mal por antonomasia utilizar a los niños como fuerza agresiva, adoctrinándoles, adiestrándoles en el uso de las armas, y negándoles el derecho a la educación en los valores más esenciales. Ésto se puede rebatir diciendo que el pueblo palestino padece en Gaza un progrom, pero ello es una verdad a medias que como toda mentira se reviste con retales de verdad escondiendo falsedad. Palestina podría convivir como Estado en paz si renunciara a la Intifada de Hamas, y judíos y palestinos podrían alcanzar un civilizado acuerdo de coexistencia. Pero para eso se requiere voluntad.

Y quien fundamentalmente reniega a esa coexistencia es quien está tras el fundamentalismo violento. Aquellos que añoran la reconquista del paraíso perdido, del Al-Andalus, que son los mismos que están tras el terrorismo islámico.

No debemos olvidar que Israel es el parapeto que impide que ese islamismo radical expanda sus pretensiones imperialistas absolutistas, y que España hoy es objeto deseado de ese expansionismo. Lo han dicho las juventudes de Hamas.

No estaría mal recordar lo que decía Sánchez Albornoz, prestigioso medievalista, catedrático de Madrid antes de su exilio a tierras argentinas tras la guerra civil española, y catedrático, también, en Buenos Aires:

“No he sentido jamás sino gran simpatía hacia la España islámica. Puedo empero afirmar dos convicciones anidadas en lo más hondo de mi mente y de mi corazón. La Reconquista salvó a Andalucía de ser una piltrafa del Islam y de padecer un régimen social y político archisombrío. Y nada hay más dispar de la libertad ansiada por los andaluces de estos días que la organización de las sociedades y de la vida islámica” “Para mal de España entraron los islamitas en ella y para nuestro bien fueron vencidos y expulsados. Demos los españoles gracias a Dios por habernos librado del Islam. Porque los cristianos norteños conquistaron sucesivamente las dos Andalucías: la del Guadalquivir primero y la granadina después, podréis vosotros, amigos andaluces, gozar de la autonomía política que ahora deseáis. Porque sois nietos de los conquistadores cristianos, podréis vivir autónomos dentro de España” “Debéis sentiros orgullosos de vuestros abuelos conquistadores y de vuestra historia posterior. Orgulleceos de haber sido el puerto y la puerta de España hacia América. De que en vuestra tierra escribiera Góngora y pintara Murillo. Y de que otros como ellos iluminaran vuestras gestas y vuestra tradición, mientras los pueblos islamitas todos padecían una negra y larga noche; tinieblas de las que todavía no han salido y no hay indicios de que vayan a salir” (“De la Andalucía islámica a la de hoy”)

Si algunos salieran de las tinieblas de su desconocimiento caerían en la cuenta de la estupidez de ciertas actitudes

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5019

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