jueves 22 de enero de 2009
Apuntaciones sobre Constitución, autonomías y separatismo
Antonio Castro Villacañas
R ODRÍGUEZ ha negociado cuánto dinero más debe dar a las autonomías. En honor a la verdad, cuánto más debe dar a las autonomías de izquierda que a las de derecha. Por supuesto que todo está subordinado a que desde el Gobierno de España nadie controle para qué quieren las autonomías tanto dinero como piden, en qué piensan gastarlo y cómo van a administrarlo. Vivimos unos momentos en que la economía mundial está en crisis, la española todavía más, y sin embargo las economías autónomas parecen dar por hecho que cada una de ellas puede convertirse en un arca sin fondo, ajena por completo a cualquier clase de contención, de austeridad o de simple recta administración de los bienes comunes.
Desde que comenzó a discutirse la vigente Constitucion en el seno y al margen de unas Cortes Españolas que nunca fueron convocadas con el carácter de constituyentes, hasta hoy mismo, pasando por treinta años de cuesta abajo en su rodada, los tirios y troyanos
que la administran y disfrutan se han esforzado por convencer a los españoles que el Estado de las Autonomías implantado en la ley de leyes tiene "la virtud de equilibrar la estructura territorial del Estado y cohesionar el reparto de la riqueza nacional", aunque la verdad es que como todos sabemos -salvo los ciegos de una pasión que no les deja ver las cosas tal y como son- las 19 comunidades autónomas han hipertrofiado su razón de ser y su crecimiento hasta el punto de convertirse en una serie de construcciones socio-políticas fragmentarias e inconexas "que funcionan cada vez más por separado en un proceso de progresiva desvertebración".,
La mala semilla sembrada en la triste Constitución de 1978 ha ido creciendo desde entonces acelerando el impulso centrífugo que contiene, de manera que desde Cataluña hasta Canarias y desde Galicia hasta Melilla todos y cada uno de los territorios autónomos van poco a poco deshaciendo la integridad material de la Administración del Estado y el concepto de lo que es de verdad España. El gobierno de Rodríguez aumenta desde su formación el tamaño y la eficacia de cada elemento desintegrador. ¿Qué otra cosa podía esperarse si su santo y seña en esta cuestión es que "la nación" es para él algo tan discutido como discutible? Por eso Rodríguez y sus muchachos están siempre dispuestos a avanzar tres o cuatro pasos, los que convengan a sus intereses inmediatos, en reformas subrepticias del modelo constitucional.
La manera de negociar la financiación de las autonomías conduce a una dispersión tan absoluta de la organización del Estado que transforma a este en un no-se-sabe-bien-qué-es semejante complejo de taifas y abre ventanas y puertas a un disparatado viento de Dios-sabe-de-donde-viene-y-donde-va-a-parar el régimen de desigualdades en el que cada comunidad administrará los servicios públicos a su conveniencia. De hecho, en este momento los presidentes de Andalucía, Vasconia, Cataluña, Madrid y Valencia tienen en su territorio un poder de mando efectivo muy superior al del propio Rodríguez y sus secuaces en determinados ámbitos político-administrativos, lo que les proporciona a todos ellos una gran clientela popular y en consecuencia una posición predominante en sus propios partidos. La verdad es que tanto el PSOE como el PP han ido perdiendo posibilidades de mando en sus organizaciones "provinciales y regionales" sitas en las comunidades autónomas, y buen ejemplo es lo sucedido a los populares en Navarra. La visión de España y de la conveniencia nacional está dando paso, si es que no lo ha dado ya de modo completo, a un conjunto de intereses parciales en el que coinciden los caciques -entendidos como mandos de tribu- populares o socialistas. Rodríguez alienta este fenómeno al dialogar cara a cara, de forma bilateral, con los presidentes de las autonomías, prescindiendo del Parlamento y de las unificantes conferencias parciales y totales del gobierno español con los consejos de gobierno autonómicos, operación ésta que nunca se ha puesto en marcha y que indudablemente contribuiría a poner en su sitio a quienes poco a poco están suplantando la autoridad del único Gobierno que puede existir en un país,
El resultado actual de la falta de liderazgo y de compromiso es la creciente ausencia de control en el gasto del dinero público, que las autonomías despilfarran en maniobras destinadas a fomentar la separación de su taifa, originando además con ello una creciente espiral de papel mojado e incoherencia financiera. Las taifas dilapidan creando nuevas y propias estructuras de poder, incrementando sin cesar el número de funcionarios, y en suma haciendo todo lo posible por ser más "gobierno" y tener más "poder" que cuanto existe en Madrid... Todo ello es posible porque en vez de utilizar la Constitución como norma integradora se utiliza como palanca separatista y porque al frente del Gobierno de España está un político que no tiene ni la más mínima idea de lo que es y debe ser un pueblo con realidad, presencia y futuro históricos; un hombre que entiende por gobernar el mercadeo que entretiene a los tartufos de las ferias de pueblo.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5018
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