lunes 26 de enero de 2009
La rebelión de las máquinas
Félix Arbolí
L OS domingos son mis días más esperados de la semana. Durante la mañana suelo darme mi paseo por el barrio, acercarme al Rastro y tomar unas copas o incluso comer en algún restaurante o mesón con mi mujer y los hijos y nietos que en ese momento nos acompañen. Por tal causa y durante el invierno, uno de los espacios televisivos que reclama mayormente mi atención e interés es el del tiempo. Si lo anuncian malo o con lluvia, ya sé que me toca retiro hogareño y esperar ocasiones mejores. Debido a mis pasadas neumonías, felizmente superadas, debo evitar cualquier catarro y con mayor precaución la gripe, para no tener recaídas que puedan ser fatales, según recomendaciones de mi médico. El ambiente climático es pues una circunstancia que marca de manera muy influyente y precisa el ritmo de mi vida y mis actividades. Sé que si intentara descuidarme, -que sería una locura-, mi mujer e hijos no me lo permitirían, cosa que secretamente me agrada, aunque no lo manifieste o demuestre, pues supone que velan por mi salud.
Hoy, ya arreglado y dispuesto a emprender mi aventura dominguera, he tenido que recoger velas y anclarme en el puerto frente al ordenador, porque San Pedro regaba las plantas del jardín celestial con más agua de lo acostumbrado. La única que se ha alegrado de esta obligada clausura ha sido Camila, mi compañera perruna, que ya se había refugiado en su cojín con mirada triste y gesto lastimero, pensando en su soledad y al ver que dejaba abrigo y bufanda en el mueble de la entrada se ha puesto a dar saltos de alegría, acompañados de ladridos y giros rápidos de su rabo, para darme a entender que había captado mis intenciones. Parece que estos animales tienen un sexto sentido para comprendernos y saber el estado de nuestro ánimo, nuestras intenciones e impulsos. Estoy seguro que en este pequeño cuerpo peludo hay algo más que carne, huesos y ese diminuto corazón que sentimos latir.
Cuando parecía que el día iba a ser un auténtico “pestiño”, aparece mi nieto mayor, 18 años, el “super manitas” de la familia y me trae unos CD donde me ha grabado la novela que acabo de terminar. En el colmo de las sofisticaciones, al indicarle que los envuelva en unos folios para que no se deterioren, veo que se va al “You Tube” y aparecen en la pantalla unas manos doblando un folio de una manera muy especial hasta convertirlo en un artístico sobre donde guardar sin problemas el disco. Ante mi gesto de extrañeza aclara que ofrecen varias maneras de hacerlo y que cualquier cosa que me pueda interesar, sea de la índole que sea, puedo encontrarla en el ordenador. Desconocía que un detalle tan simple como doblar un papel en forma de sobre, estuviera tan diversamente informado en este aparato que ocupa mis horas de la mañana y algunas de la tarde.
Esta curiosa simpleza me ha hecho pensar que estamos llegando a unos extremos que en cualquier momento estos aparatos van a lograr superar a nuestra inteligencia, con todo lo que ello significa. Me viene a la memoria la famosa novela y película de Stephen King titulada “La rebelión de las máquinas”, que como todas las suyas me agradó e impactó por su tema y escenas y la no menos recordada “Terminador 3: la rebelión de las máquinas”, con el invencible luchador, actor y gobernador de California Arnold Schwarzenegger. De segur este avance imparable de la técnica acabarán haciéndose realidad estas fantasías novelísticas y cinematográficas y las máquinas serán las dueñas absolutas de nuestra existencia, aunque nos parezca una monstruosidad y exageración. Cosas más absurdas e increíbles han sucedido en el transcurso de las últimas décadas.
De momento, almacenan una cantidad inagotable de conocimientos, datos e historias, excesivamente superiores a los de cualquier humano por muy inteligente que éste sea. A ellas hemos de acudir en todo momento para aclarar o conocer los detalles que nos interesan y no encontramos en las enciclopedias y los textos más avanzados. Sí, ya sé que si el hombre no los introduce a priori, este “monstruo” sería un aparato inútil y vacío, carente de importancia. Pero no hay que olvidar que se trata de un ingenio que ha superado con creces a su propio creador y en el que ha tenido que participar un numeroso grupo de especialistas y superdotados en las distintas materias que puedan presentarse en nuestro trabajo y nuestra vida, junto a los que exponen sencillamente una demostración de su ingenio y oportunidad, dirigidos y controlados por auténticos expertos en la informática, electrónica y otras ciencias necesarias.
Para llegar a esta sorprendente información hace falta una técnica avanzada, muchos años de estudio, gran cantidad de experiencias y la feliz oportunidad de encontrar ese aparato preciso para que las ideas de unos y otros, de los privilegiados y los simples tengan cabida y puedan ser conservadas al servicio de la curiosidad general. Y esto es tan complicado y prodigioso que parece escapar a la limitada sabiduría humana al emprender esos vuelos que llegan mucho más altos que nuestra capacidad natural. Nadie sabe hoy hasta donde podrán llegar los avances científicos y tecnológicos. ¿Alcanzaremos los secretos del Cosmos y la naturaleza de ese Ser Supremo, que aunque algunos autobuses intenten ponerlo en duda, somos conscientes de que debe existir?. Yo no lo veré y posiblemente mis hijos tampoco, pero mis nietos es probable que lleguen a vivir sucesos, circunstancias y portentosos acontecimientos que hoy nos parecen tan inverosímiles como a sus coetáneos debió parecerles los relatos de Julio Verne, hoy ampliamente superados.
Miro a la negra y plana pantalla y siento escalofríos al pensar todo cuanto se oculta en su interior, o hablando más preciso, lo que es capaz de descubrirme al recibirlo de ese extraño disco duro que viene a ser como una conciencia universal. Es un mundo oculto, enormemente complicado y fascinante que nos tiene subyugados a la mayoría, aunque no le hayamos sacado ni el cinco por ciento de sus ventajas, alicientes y sorpresas. Hay veces que hasta siento miedo al ponerme frente a este extraño aparato que me ilustra, copia, muestra imágenes, me pone en contacto con familiares y amigos en el mismo instante que lo deseo y remite mis correos sin sellos y ajenas intervenciones a una velocidad sorprendente y sin tener la menor duda de que llegará felizmente a sus destinos sin la menor contrariedad. Es el juguete de moda para algunos,la ayuda precisa y eficiente para muchos, el trabajo habitual de una inmensa mayoría y el refugio feliz y tranquilo del pensionista o persona mayor que ha encontrado la manera de esperar más distraído y menos traumático el momento de su “escapada” hacia ese lugar desconocido que, más tarde o más temprano, se desvelará gracias a este revoltijo de cables, botones y extraños artilugios que componen su entramado. Lo que siento es que ya no estaré aquí para conocer y experimentar tan trascendental momento.
- Hay muchas maneras de hacer estos sobres, abuelo. He elegido ésta por ser la primera que me ha salido- me indica con la mayor naturalidad mi nieto.
- ¿Y que gana el autor de esta idea al exponerla libremente a todos cuantos conecten este programa, como es nuestro caso?.
- Nada, la satisfacción de ofrecerla a todos cuantos le conecten y necesiten. .
- Ya es raro que alguien se estruje la mollera, idee algo y no le saque beneficios a su ingenio.
Animado por mi interés, el chaval me enseña otros programas, algunos muy originales y divertidos que yo en los años que llevo con este invento no había encontrado, porque no había tenido la oportunidad u ocasión de buscarlos. Para mayor facilidad me los deja incluidos en “Favoritos”. Un nuevo entretenimiento y manera de pasar mi tiempo. Como ven el mal estado del día, no fue tan negativo como se presentaba en un principio.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
lunes, enero 26, 2009
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