miercoles 14 de enero de 2009
LUIS POUSA
celtas sin filtro
Debe ser estudiada
Lisboa siempre miró de reojo al norte, y no sólo porque Oporto sea su rival más temible en el plano industrial, cultural y hasta deportivo, sino porque entre el Doiro y el Miño hay un territorio con una identidad semioculta por las capas superpuestas de una torpe historia milenaria, que sin embargo no ha podido borrar la fuerza mágica y el atractivo sugerente de personajes como doña Inés de Castro. Aquella noble bella gallega que la pasión de un rey desquiciado acabó convirtiéndola en una reina cadáver.
Contra toda lógica de la razón práctica, los poderes centralistas de Madrid y Lisboa castigaron a los habitantes de uno y otro lado de la raya a darse de espaldas de día y trasegar en la oscuridad de la noche unas relaciones que eran humanas en lo profundo y comerciales en lo superficial.
En realidad, el contrabando fue la incontrovertible demostración del fracaso secular de dos sistemas políticos para conformar, al menos, un espacio social, cultural y económicamente compartido. Tal es así que hubo que esperar hasta el año 1986, con la adhesión de España y Portugal a las Comunidades Europeas, para que, a partir de ahí, los transfronterizos empezasen a verse a la luz del día, y las autoridades respectivas iniciasen el camino de un reencuentro que la historia había impedido durante demasiados siglos. Desmontar el absurdo del pasado es hoy por hoy uno de los retos apasionantes de construir un futuro más común y cooperativo.
En esas estamos. Y por eso mismo la visita del presidente de la Xunta a Lisboa y su encuentro con el primer ministro de la República portuguesa, constituyen un estímulo en favor de acelerar una serie de proyectos pendientes, caso del tren de alta velocidad entre Vigo y Oporto. Algo que hace un par de años no formaba parte de las prioridades del Gobierno de José Sócrates, pero que parece haber tomado cuerpo tras el acuerdo al que llegó con él Emilio Pérez Touriño para que entre en servicio en 2013.
Además del AVE, el enlace por autovía entre Chaves y Verín, los proyectos medioambientales del parque natural Penda-Gêres-Xurés y del Observatorio Mariño del Atlántico o la puesta en funcionamiento del Laboratorio Ibérico de Nanotecnoloxía, con sede en Braga, son iniciativas relevantes que necesitaban un encuentro al máximo nivel institucional para conjurar los peligros de congelamiento súbito que lleva consigo la crisis económica.
Desde una perspectiva estratégica, el momento es especialmente oportuno para incidir en acelerar los pasos que deben llevar a la conformación de un espacio económico, social y cultural común entre Galicia y el Norte de Portugal, y convertir la crisis económica actual en una oportunidad para avanzar en la línea de un modelo de crecimiento sostenible y con futuro, del que formarían parte más de seis millones de personas.
Por todo ello, resulta muy pertinente la pregunta que el pasado lunes le hizo al presidente Touriño uno de los asistentes a la cena con doscientos empresarios, sobre si la Xunta tiene previsto abrir alguna delegación en Lisboa. Porque bien mirado, más que de una pregunta se trata de una propuesta que debe ser estudiada. Las expectativas de rentabilidad económica, social y cultural de esa presencia podrían ser altas, y hay fórmulas de financiación mixta.
LPOUSA@ELCORREOGALLEGO.ES
http://www.elcorreogallego.es/opinion/ecg/debe-ser-estudiada/idEdicion-2009-01-14/idNoticia-384181/
miércoles, enero 14, 2009
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