miércoles, febrero 20, 2008

Carlos Semprun Maura, El angulo oscuro

miercoles 20 de febrero de 2008
CRÓNICAS COSMOPOLITAS
El ángulo oscuro
Por Carlos Semprún Maura
A estas alturas, todo el mundo se ha percatado de la gigantesca derrota moral que ha constituido ese proceso de paz con ETA que llevaron a cabo el Gobierno, el PSOE y sus limpiabotas, y que sólo fue una rendición.

Durante meses y años, Rodríguez Z., la eterna viuda De la Vega, TVE, El País, El Periódico de Cataluña, ministros y limpiabotas y hasta emperadores del Paralelo Mediático, como Polanco, repetían que las multitudinarias manifestaciones del PP, o de la AVT, eran "franquismo puro y duro", y que iban siempre contra el Gobierno y nunca contra ETA. Y hasta llegaron a aludir, los filósofos de la mayoría socialburócrata, que defendíamos a ETA contra el Gobierno. Pero los hechos son los hechos, y el Gobierno que había prometido a ETA más de lo que podía conceder, o sea Navarra y, ¡colmo de imbecilidad!, una parte del territorio francés, no pudo cumplir con sus extravagantes promesas, por lo que ETA se rebeló y volvió a lo suyo, a los atentados.

Lo que a mí me interesa subrayar es que el Gobierno, el PSOE y sus limpiabotas se han dado cuenta de que, para ganar estas elecciones, tienen que tener o aparentar tener una política firme contra ETA y dejar de bajarse los pantalones ante el delirio vasconazi de los terroristas. Así que estamos asistiendo al cumplimiento, por parte del Gobierno, del PSOE y de sus limpiabotas, de la política exigida por el PP, la AVT y el resto de organizaciones y medios de la oposición.

Cuando decíamos que Batasuna era ETA, éramos fascistas. Ahora que lo dice Garzón, seguimos siendo fascistas y Garzón es, de pronto, un demócrata que obstaculiza la participación en las próximas elecciones de las diferentes caretas de ETA.

Esto tiene su importancia, porque significa que España considera que hay que acabar con ETA, y un partido que se rinde, como se rindió el PSOE, ante el terrorismo vasconazi tiene pocas posibilidades de ganar unas elecciones. Me parece muy positivo, y quien se lleve el gato al agua en las urnas deberá tener en cuenta esta realidad.

A pocas semanas de la cita electoral, en el panorama político se ven, pues, cosas positivas, como el rechazo mayoritario a ETA y la inquietud, el malestar y el cabreo generales ante la destrucción de España. En este punto, los finolis prefieren hablar de "España plural" para enmascarar que se trata de la vuelta a las taifas. En esa España "plural y solidaria", ya me dirán ustedes dónde está la solidaridad de los nacionalismos periféricos con Madrid, la capital, que se ha convertido en el símbolo de lo peor, en el símbolo del enemigo. Todo es mejor que Madrid, incluso ETA, dicen esas garrapatas periféricas.

El Gobierno, el PSOE y sus limpiabotas se vanaglorian de los éxitos en la lucha contra los terroristas etarras, pero en realidad se trata de éxitos de la Policía francesa. Incluso el descubrimiento de una célula terrorista islámica en Barcelona se debe a la DST, o sea a los servicios secretos franceses. También se vanaglorian de los excelentes resultados económicos y sociales de la legislatura, pero resulta que ni eso: la crisis económica se nos viene encima a marchas forzadas, el paro aumenta y la inflación aún más; y Zapatero responde, pese a las crisis nerviosas de Solbes, multiplicando las limosnas y las propinas, en busca de votos.

Todo esto no quiere decir que vayan a perder las elecciones. Si aplican la política del PP contra Batasuna y ETA, y teniendo en cuenta su cuasi monopolio en los medios, podrán convencer a muchos papanatas de la sinceridad y limpieza de su política. "Intentamos negociar la Paz, el Bien Supremo. Fracasamos. Los etarras han roto la tregua. Reprimimos. Ni el Cid Campeador hubiera podido hacerlo mejor".

Lo que no entiendo en esta campaña, y francamente me crea malestar, es la agresión contra la Iglesia Católica. Y me pregunto: ¿quién saldrá ganando con esta bronca?

Lo que me crea malestar es, evidentemente, que un ateo de armas tomar como yo –y me aburre tener que repetirlo– se sienta obligado a defender, hasta cierto punto, a la Iglesia Católica. Lo primero que me indigna es la movilización general de los limpiabotas, catedráticos, filósofos, escritores, y los agitadores profesionales para convencer al vulgo de que el integrismo católico es peor que el fanatismo islámico, lo cual es sencillamente monstruoso.

Porque no estamos hablando de las Cruzadas, o de la Inquisición (y habría mucho que decir, pero ése es otro debate); estamos hablando de hoy. Y hoy existe un terrorismo coránico, y no un terrorismo vaticano. Los obispos no llaman a guerra santa alguna. Sí lo hacen, en cambio, multitud de imanes, muftíes, ayatolás y como se llamen los jefes religiosos islamistas. Y además muchas veces lo hacen con entera libertad desde mezquitas erigidas en países democráticos. Y Al Qaeda, los Hermanos Musulmanes, los talibanes, etcétera, no son católicos, que yo sepa, ni budistas; son musulmanes, y constituyen un peligro criminal, cada vez más grave: nada menos que el inicio de una nueva guerra mundial.

Por lo que hace a lo que dijeron los obispos en la Plaza de Colón, no me parece en absoluto descabellado. Me parece lógico, asimismo, más que lógico imprescindible, que defiendan la doctrina católica, los valores de la familia cristiana, etcétera: si no lo hicieran, no tendrían derecho a ser obispos de la Iglesia Católica. Es de clavo. Un poco más de sentido común, y un poco menos de demagogia barriobajera anticlerical, no vendría mal.

Ahora bien, eso de la familia cristiana... a mí, plín, y debo confesar que si no he cometido más adulterios no ha sido por mi culpa.

Todo esto es bastante complicado. Para dar un ejemplo muy conflictivo en el mundo entero: yo no soy partidario del aborto. Aunque se proclamen todos los sofismas del mundo, se calculen absurdamente las semanas de embarazo y demás chorradas a la moda, un feto no es una astilla, sino un ser humano en desarrollo. Se puede ser ateo y respetar la vida. En cambio, soy partidario de la libertad sexual, y por lo tanto de la contracepción: la mejor manera de reducir los abortos.

En cuando a la enseñanza religiosa, también tema de polémica, no conozco suficientemente sus contenidos para dar una opinión, aunque me temo que sean demasiado progres...

Para terminar, una pregunta a nuestros políticos, filósofos y novelistas anticlericales, que acusan a la Iglesia Católica de ser tan fanática, y muchas veces más, que el islam: ¿son conscientes de que este tipo de discusiones, más o menos polémicas, más o menos interesantes, son absolutamente imposibles en países musulmanes como Irán, Arabia Saudí y un larguísimo etcétera? Claro que lo saben, pero lo ocultan, para que Zapaterito y su alianza de civilizaciones ganen las elecciones. Pura caca.

http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234332

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