miércoles, octubre 17, 2007

Zapatero propone y Bermejo dispone

17-X-2007
Zapatero propone y Bermejo dispone
Haría bien el Gobierno en aclararse respecto a este tema, aunque sólo sea para que los ciudadanos sepan a que atenerse cuando lleguen las próximas elecciones generales

Falta más de un año para el referéndum que Juan José Ibarretxe pretende celebrar en el País Vasco y la convocatoria, ilegal, por supuesto, ya está levantando una considerable polvareda en la arena política. Zapatero se mantiene, por ahora, firme en su convicción de que esa consulta no puede tener lugar bajo ningún concepto. Lo hace, evidentemente, porque la idea de Ibarretxe es tan abiertamente inconstitucional que decir lo contrario sería motivo para pedir su dimisión de inmediato.
Pero no sólo por eso. El presidente del Gobierno se encuentra inmerso en una anticipadísima precampaña electoral en la que intenta limpiar de un plumazo una legislatura catastrófica para España y lo español, en la que se ha consumado la entrega total del Gobierno a los intereses de los nacionalismos periféricos. Tres años y pico en los que hasta la palabra España se ha convertido en asunto incorrecto y todos los ultrajes a sus símbolos han tenido cabida y han recibido el alborozado aplauso de los socios del Ejecutivo. Como Zapatero sabe bien que su mayoría en las cámaras, la misma que le permite gobernar, procede de millones de españoles de a pie que en nada comulgan con el aldeanismo insolidario de los amigos del Gobierno, ha decidido dar un pequeño giro propagandístico para presentarse como paladín de la idea y la supervivencia de la Nación.
En esta coyuntura se inscribe su negativa ante Ibarretxe que, dicho sea de paso, nunca fue su socio preferente en el País Vasco. Muy al contrario, desde que se aupase al poder en 2004 el Gobierno socialista ha tratado de forjar un tripartito a la vasca con comunistas y batasunos de comensales dejando a los peneuvistas como convidados de piedra, compartiendo destino con los convergentes catalanes. De ahí que Zapatero suspirase en el pasado por el Estatuto catalán ignorando a un tiempo el famoso Plan Ibarretxe, cuya trayectoria fue frenada en seco por el Congreso hace más de dos años ante la displicencia de la mayoría socialista.
Pero los cálculos políticos de Zapatero no tienen por qué alcanzar necesariamente a todo su Consejo de Ministros. Un gabinete poblado por lo peor y lo más sectario que ha dado la política española en los últimos años. Así nos encontramos con que la presunta firmeza del presidente flaquea en apenas unas horas en su ministro de Justicia. Mariano Fernández Bermejo, que no es hombre de demasiadas luces pero que cumple con dilección su papel de izquierdista fanático dentro del Gobierno. Él no ve tan grave la convocatoria del referéndum. De hecho ni siquiera lo ve grave, dependerá de lo que diga la letra pequeña con la que se anuncie la consulta popular. Semejante disparate sólo cabe en la cabeza de Bermejo porque, diga lo que diga la letra pequeña y la interprete como la interprete el ministro, el hecho es que la convocatoria en sí es ilegal por la sencilla razón de que las comunidades autónomas no pueden convocar referéndums bajo ninguna circunstancia.
Haría bien el Gobierno en aclararse respecto a este tema, aunque sólo sea para que los ciudadanos sepan a qué atenerse cuando lleguen las próximas elecciones generales. Para entonces el órdago secesionista de Ibarretxe estará aun más cerca y los ejercicios mentales de los que, como Bermejo, dicen ser "más juristas que políticos" carecerán de todo sentido. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, a Zapatero y a Bermejo. O a los dos en el mismo.

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