lunes, octubre 29, 2007

Urbaneja, El Nuevo Consenso de Mariano Rajoy

lunes 29 de octubre de 2007
El Nuevo Consenso de Mariano Rajoy Fernando González Urbaneja

El discurso de Mariano Rajoy en Valencia, en el segundo acto de ratificación de su candidatura, marca otro ritmo, otro horizonte, distinto al que ha sido el discurso popular, desde luego que distinto al del pasado 10 de septiembre ante la junta directiva que validó, innecesariamente, la candidatura de Rajoy.
El discurso de Rajoy en septiembre, ante unos centenares de dirigentes populares, fue bravo, incluso iracundo, pretencioso (titulé esta misma crónica aquel día: “va de sobrado”), con trece referencias directas y nominativas a Zapatero en un texto de 2.500 palabras. Un discurso a los suyos, para cerrar filas, pero sin ningún gesto a los tibios o a los probables votantes. Un discurso con lógica interna de perdedor.
El del sábado, que era un mitin más que un discurso, ante miles de militantes (dicen que unos 20.000) en plaza segura como es Valencia, que siempre ha tenido efectos carismáticos para los populares, ofreció otro tono, no parecía escrito por la misma mano, más bien apunta otra estrategia mucho más abierta, de “moderación y tranquilidad”, que fueron palabras utilizadas por Mariano, tal y como parece que quieren nominarle en el PP, Mariano frente al señor Z.
La novedad del discurso del sábado radica en la idea del Nuevo Consenso (con mayúsculas) del principio y del final, como apelando al consenso de treinta años atrás, el de los Pactos de la Moncloa.
Rajoy (Mariano, según los del PP) citó a cuatro líderes populares, a María San Gil y Regina Otaola (“gente que no se arruga ante el chantaje, que da la cara por la libertad…”) y también a Rita (sólo hay una Rita en el PP, la popular alcaldesa de Valencia) y a Paco (el nuevo Paco, el presidente de la Comunidad valenciana, “símbolos de eficacia y de las cosas bien hechas, de modernidad y progreso…”).
Rajoy elogió a los suyos, les animó sin excitar las pasiones ni los antagonismos, como Zapatero lo hizo en el Congreso socialista de julio del 2000, el que le llevó a la Secretaría General y al liderazgo del partido. Y apeló a simpatizantes, cercanos y no tanto. Y formuló unos credos y unos objetivos que desbordan el universo popular y buscan caladeros electorales muchos más allá.
Si efectivamente se trata de un nuevo Mariano que se aleja del habitual Rajoy de estos años, puede que haya partido, puede que en marzo del 2008 ocurra algo semejante a lo que pasó cuatro años antes. Mientras Zapatero se enreda en el AVE y la memoria, en su propia Z y en el optimismo de la voluntad, Mariano puede abrir los brazos y predicar esperanza y autoestima.
El discurso de Valencia suena distinto, se aleja de lo habitual, del “acebedismozaplaniano” tan amado por los estrategas socialistas, necesitados de que les agiten y les movilicen esas bases tan perezosas. Atención, hay partido, Mariano puede ganar, a poco que le ayuden los catalanes cabreados.
fgu@apmadrid.es

http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=29/10/2007&name=urbaneja

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