martes, octubre 02, 2007

Putin quiere suceder a Putin

miercoles 3 de octubre de 2007
Putin quiere suceder a Putin
SE veía venir, pero se desconocía la fórmula. Al final Vladimir Putin ha dado a conocer la vía para perpetuarse en el poder y eludir la Constitución, que limita la jefatura del Estado en Rusia a dos mandatos consecutivos. Putin encabezará las listas del partido Rusia Unida (RU) a las elecciones legislativas que tendrán lugar el próximo mes de diciembre. Así, pugnará por ser designado como nuevo primer ministro y, de paso, condicionará la elección del candidato por RU en las elecciones presidenciales de marzo de 2008, pues, como señaló en el congreso de esta formación, el elegido para concurrir a ese cargo tendrá que ser una persona con la que Putin se lleve bien y pueda trabajar o, lo que es lo mismo, alguien manejable y de su más absoluta confianza. El círculo de los primeros es muy numeroso; el de los segundos, no tanto. Puede ser el actual primer ministro, Viktor Zubkov, o su segundo, Dimitri Medvedev. Incluso, puede ser alguien todavía más desconocido: un burócrata del entorno presidencial al que Putin designe en el último momento para acompañarle desde la presidencia de Rusia en lo que sería una compleja operación de ingeniería cesarista que buscará reformar la Constitución para transformar el actual sistema presidencialista en otro parlamentario. De este modo, Putin podría conservar el poder aunque desde la jefatura del Gobierno, y no del Estado, convirtiendo esta institución en un cargo puramente representativo y protocolario, y correspondiendo al primer ministro las funciones ejecutivas del Gobierno.
Pero para llevar a cabo esta maniobra son necesarias dos cosas. Primero, aprovechar el tirón electoral que proporciona la altísima popularidad de Putin -casi el 70 por ciento de la opinión pública lo apoya- para así ganar las elecciones legislativas y controlar el Parlamento con la mayoría que tiene ahora RU -dos terceras partes de los escaños-, que es la mayoría necesaria para afrontar un cambio constitucional de esta envergadura. Y segundo, que la persona que suceda a Putin en la presidencia de Rusia después de las elecciones de marzo de 2008 se preste a colaborar con él, ya que, si no se da esta sintonía en los objetivos de la legislatura, se podrían torcer sus planes de asegurarse el poder a través de esta iniciativa de reforma de la Constitución. De este modo, el horizonte de Rusia parece ir perfilándose cada vez más nítidamente.
Si Putin lograra salirse con la suya, ya nadie será capaz de discutirle el poder por mucho tiempo. El país estaría un poco más en sus manos al dotarse de un régimen personalista hecho a su medida, y los escasos mecanismos de control democrático que todavía subsisten serían orillados definitivamente. Entonces ya nadie evitaría probablemente que Putin pudiera sucederse a sí mismo a perpetuidad.

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