domingo, octubre 07, 2007

Pakistan, pendiente de los jueces

lunes 8 de octubre de 2007
Pakistán, pendiente de los jueces
LA estabilidad de Pakistán está en manos de una decisión judicial: dentro de nueve días, el Tribunal Supremo tendrá que decidir si Pervez Musharraf es o no presidente, tras ser reelegido el pasado sábado con el apoyo del colegio electoral que forman los miembros de la Asamblea Nacional, del Senado y de las asambleas provinciales. La importancia de la resolución que adopten los jueces es fundamental para el futuro del país. No hay que olvidar que Pakistán se asienta sobre un polvorín en el que ayer murieron decenas de personas en un nuevo estallido de violencia. Sin más vertebración interior que el islam y la hostilidad hacia la vecina India, la división generada en el seno de la sociedad por la irrupción del islamismo ha colocado al país en un situación extraordinariamente compleja. La presión que ejercen los movimientos islamistas va en aumento después de la acción militar ordenada por Musharraf contra la Mezquita Roja. A ello contribuye la yihad lanzada por Bin Laden contra el líder paquistaní y el contagio irredentista que desde Afganistán proyectan las tribus patanes, también mayoritarias en las provincias del norte de Pakistán. Así las cosas, lo que suceda el próximo 17 de octubre será decisivo, pues, si el Tribunal Supremo fallara contra la candidatura de Musharraf, no cabe duda de que Pakistán podría encontrarse ante una crisis institucional de consecuencias imprevisibles.
Los recursos judiciales planteados por la oposición frente a la candidatura de Musharraf se fundan en que éste se ha empeñado en presentarse a la reelección sin renunciar previamente a la jefatura de las Fuerzas Armadas. Y aunque ha prometido hacerlo cuando tome posesión nuevamente del cargo, la Constitución no permite que los militares en activo accedan a la presidencia. Sin embargo, Musharraf llegó al poder en 1999 siendo militar y por la antidemocrática vía del golpe de Estado, aunque desde 2002 ocupa la presidencia tras ganar un controvertido referendo que lo confirmó en la jefatura del Estado y de las Fuerzas Armadas por cinco años. Con un escenario tan complicado por delante, no cabe duda de que la decisión del Tribunal Supremo estará condicionada por el realismo que impone la enorme debilidad institucional por la que atraviesa Pakistán. En este sentido, el acuerdo de reconciliación nacional al que parecen haber llegado Musharraf y Benazir Bhuto podría despejar buena parte de la incertidumbre política que pesa sobre el país, máxime si, como parece, la ex primera ministra exiliada en Londres tiene previsto regresar a Pakistán un día después del fallo del Supremo para reanudar su actividad política al frente del Partido Popular de Pakistán (PPP). Por lo pronto, los parlamentarios de esta formación no han obstaculizado la reelección de Musharraf, lo que hace pensar en que el entendimiento siga durante las próximas semanas. Si así fuera, la posibilidad de que Pakistán supere la difícil situación actual está casi asegurada, a pesar de que Musharraf sea reelegido presidente sin antes quitarse su uniforme de general.

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