martes, octubre 02, 2007

Miguel Angel Loma, Objetar a Matematicas y la cola del perro

miercoles 3 de octubre de 2007
Objetar a Matemáticas y la cola del perro
Miguel Ángel Loma

E NTRE las diferentes justificaciones que se utilizan contra la objeción de conciencia a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, se viene repitiendo una en forma de pregunta que, al presumir que sólo cabe una respuesta negativa, constituiría un argumento poco menos que incontestable para la obligatoriedad de la EpC. «No cabe la objeción contra la EpC -dicen- como tampoco cabe contra las demás asignaturas. ¿O es que acaso se podría objetar, por ejemplo, a Matemáticas?». Al margen de otras consideraciones, la respuesta no es tan fácil como insinúan porque, en efecto, también cabría objetar a Matemáticas o a cualquier otra asignatura, si un Gobierno introdujese contenidos obligatorios que fueran más allá de las materias propias de esas asignaturas, pretendiendo adoctrinar al alumnado en ideas y creencias contrarias a las de sus padres, y al derecho de éstos para que sus hijos reciban una formación religiosa y moral acorde con sus convicciones (Art. 27.3 de la Constitución). Al igual que sucede con la EpC, lo importante no es el nombre que demos a la asignatura, sino sus contenidos. Se atribuye a Abraham Lincoln el siguiente razonamiento: «Si a la cola de un perro la llamásemos pata, ¿cuántas patas tendría un perro?». A lo que el propio Lincoln respondía: «Cuatro. Da igual cómo llamemos a la cola». Me temo que Lincoln no aprobaría la EpC.

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