jueves, octubre 25, 2007

Mar de desesperacion

Mar de desesperación
26.10.2007 -

La angustia, el miedo y la desesperanza que nutren la inmigración ilegal dan lugar en demasiadas ocasiones a desenlaces trágicos cuya lamentable repetición no debería, en ningún caso, dejar de conmovernos. El hallazgo por parte de un pesquero español de un cayuco a la deriva en aguas de Cabo Verde, con siete cadáveres a bordo y un único superviviente entre las 57 personas que iniciaron la trágica travesía hace un mes, debería volver a confrontar a las sociedades occidentales con las fatales consecuencias que está acarreando la trata internacional de seres humanos. Las palabras del patrón del 'Tiburón III' atestiguan la frustración de muchos marineros ante la imposibilidad de rescatar a quienes se ven obligados a jugarse la vida en busca de la promesa de una mejor; al tiempo que suscitan la sobrecogedora incógnita de cuántos inmigrantes naufragan en alta mar sin que llegue a saberse de su existencia.La excepcional localización de los cayucos permite constatar los límites a los que se enfrenta el control internacional de fronteras y también las nuevas dificultades que implica la determinación de las mafias de explorar distintos métodos y rutas de navegación para tratar de sortear los dispositivos de vigilancia. Pero ni el irremediable destino de los inmigrantes de tales embarcaciones, ni el hecho de que la de ayer partiera de Mauritania -uno de los Estados con los que España mantiene una estrecha cooperación contra el tráfico ilegal-, pueden conducir a minusvalorar el efecto tanto de las estrategias disuasorias y punitivas, como de aquéllas que incentivan la colaboración con los países de origen. La promoción de alternativas para evitar la inmigración ilegal ha propiciado una reducción del 68% en el número de subsaharianos llegados a las costas canarias; un resultado que debería animar la política común europea, que tiene entre sus objetivos la identificación y eventual corrección de las causas que motivan las arribadas de africanos a la UE, y también los planes sobre Cooperación Internacional del Gobierno español. El compromiso de Rodríguez Zapatero de que nuestro país destinará la próxima legislatura el 0,7% del PIB a la lucha contra la pobreza y el infradesarrollo cuenta con el suficiente consenso social para que la ayuda se concrete en iniciativas eficaces y no necesariamente sujetas a contrapartidas. Porque la prevención de la desigualdad, el acceso a la educación y la capacitación profesional no sólo pueden concebirse ya como un gesto de compasiva generosidad, sino como la mejor garantía para frenar el intolerable tráfico con la desesperación.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20071026/opinion/desesperacion-20071026.html

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