jueves, octubre 04, 2007

Manuel Alcantara, El regreso de Diana

El regreso de Diana
05.10.2007 -
MANUEL ALCÁNTARA

Quizá no haya crímenes perfectos, pero nadie puede dudar de la existencia de policías lejanos de la perfección. El esbelto fantasma dorado de la princesa Diana de Gales ha vuelto y el juez Baker abre una investigación que tiene la ventaja de ser la última. Su deseo es probar o descartar para siempre la teoría de que el brusco fallecimiento de Lady Di y Dodi Al Fayed no fue un mero accidente, sino un atentado urdido por el duque de Edimburgo y llevado a cabo por los servicios secretos británicos. Nunca sabremos la verdad y no sólo porque esté siempre en el fondo de un pozo, sino porque se le echa mucha tierra encima.Tampoco sabemos con certeza histórica quién mató a Napoleón, que tenía cuerda para rato. Pasado el tiempo se encontraron restos de arsénico en el imperial flequillo. ¿Murió envenenado o bien le entró una depresión aniquiladora por dejar de ser Napoleón? Del general Prim se conoce al menos la localización: murió en la calle de El Turco y, para no irnos tan lejos, el único dato cierto del asesinato de Kennedy es que Oswald tenía una excelente puntería. Los señores del petróleo también están bajo tierra, junto al oscuro líquido que defendían. Siempre ameniza la Historia sus leyendas y Lady Di, que era un tanto sosaina, ha ingresado en la mitología. Todo le favorece: desde los amores de su atento marido con la rubia equina Camila Parker, que la dispusieron a cambiar gustosamente su reino por un caballo, hasta el absurdo cacharrazo en un túnel de París.Hay crímenes de los que se sospecha que su impulso fue soberano. La razón de Estado no siempre es razonable, pero hay otros aún mejores: los que no se consideran crímenes. Mohamed Al Fayed, el malogrado suegro, quiere aclararlo todo diez años después. Es muy rico, pero no le va a dar tiempo.

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