domingo, octubre 07, 2007

Luis del Pino, Casualidades de la vida

Casualidades de la vida
7 de Octubre de 2007 - 14:38:16 - Luis del Pino
Lo siento mucho pero, en contra de mi costumbre, en este hilo, que es casi un preludio de enigma, no voy a tener otro remedio que hablar de muchos nombres árabes. Así que tómense con calma la lectura del artículo.
Hablaba, hace unas semanas, de cuál fue la secuencia de las primeras detenciones y mencionaba en un hilo posterior que resultan muy curiosas las detenciones efectuadas alrededor de esos días 18 y 19 de marzo en que Trashorras y Zouhier son llevados a comisaría.
Y si resultan muy curiosas esas detenciones es, fundamentalmente, por las casualidades que uno descubre al analizarlas. Veamos a quién atrapó la Policía en esa segunda tanda de detenciones (la primera tanda de detenciones es la del 13-M):
Abderrahim Zbakh (17/3/2004)
Farid Oulad Ali (18/3/2004)
Mohamed Al Hadi Chedadi (18/3/2004)
Abdelouahid Berrak Soussane (18/3/2004)
José Emilio Suárez Trashorras (18/3/2004)
Rafá Zouhier (19/3/2004)
Los cuatro magrebíes detenidos con Trashorras y Zouhier fueron puestos en libertad no mucho tiempo después, y de ellos no volvió a saberse nada de nada. Desaparecieron de las investigaciones como por arte de ensalmo.
¿Por qué se detuvo, por ejemplo, a Farid Oulad Alí? Pues porque, según la UCIE,
"fuentes confidenciales aseguraron la posible implicación en los hechos del argelino ALLEKEMA LAMARI, individuo en Busca y Captura (condenado en rebeldía) por el Juzgado Central de Instrucción Cinco de la Audiencia Nacional... por su implicación en la operación de desarticulación de una célula del grupo terrorista islámico argelino GRUPO ISLÁMICO ARMADO (GIA) y detectándose como contacto del mismo a FARID OULAD ALI"
¡Caramba! ¡Fuentes confidenciales! ¡Resulta que en España se puede detener a alguien gracias a las informaciones de una fuente confidencial! ¡Y yo que pensaba que eso había desaparecido cuando se abolió la Inquisición! ¡Qué útil procedimiento, oiga! Básicamente, podemos detener a quien nos salga de las narices, sin más que añadir la coletilla de que "fuentes confidenciales" nos han advertido de la posible implicación del sujeto en un acto delictivo. ¿Verdad que se simplifican enormemente las investigaciones?
Pero no es de eso de lo que quería hablar, sino del curioso cúmulo de casualidades asociado a esas detenciones. De entrada, nos tropezamos con una curiosidad relacionada con las transliteraciones. Resulta que se detiene a un sospechoso apellidado Oulad, a otro apellidado Berrak (= Berrakh = Berraj) y a otro apellidado Zbakh (=Zbaj ¿= Zbai = Sbai?). Dos apellidos coincidentes con los de otros implicados posteriores en la trama y un tercer apellido que recuerda mucho a ese misterioso personaje, amigo de Rafá Zouhier, que responde al nombre de Lotfi Sbai. Como recordarán los lectores, son las intervenciones del teléfono de Lotfi Sbai las que dan origen y continuidad a esa investigación de la UDYCO sobre un caso de tráfico de drogas a través de un juzgado de Alcalá de Henares, investigación que permite intervenir providencialmente el teléfono de Zouhier el 12-M. El cuarto de los sospechosos detenidos (Mohamed Al Hadi Chedadi) estaba relacionado familiarmente con uno de los procesados en el caso contra la célula española de Al Qaeda liderada por Abu Dahdah.
La segunda curiosidad, algo menos importante, es el peculiar uso de los segundos apellidos. A lo largo de todas las investigaciones del 11-M, la mayoría de los implicados son denominados con un solo apellido (¿cuál era, por ejemplo, el segundo apellido de Jamal Ahmidan, o de Said Tlidni, o de los hermanos Moussaten, o de Abdenabi Kounjaa?). Sin embargo, hay unos pocos casos en los que se utilizan dos apellidos. En algunos de esos casos, la utilización de dos apellidos se produce con implicados cuyo primer apellido coincide con el de otro sospechoso, como si se tratara de diferenciar a unos y a otros por el segundo apellido. Así, por ejemplo, el segundo apellido de Farid Oulad Alí nos sugiere que este sospechoso no tiene nada que ver con los hermanos Oulad Akcha. Pero esto nos lleva a una pregunta: si la implicación de los hermanos Oulad Akcha, según el sumario, no se descubre hasta después de estas detenciones, ¿cómo alguien anticipó, al detener a Farid Oulad Alí, que iba a ser necesario diferenciarlo de los otros Oulad que serían detenidos pocos días después? ¿Por qué se le denominó desde el principio Oulad Alí y no simplemente Oulad? En el caso de los Oulad Akcha, puede ser que se tratara de un apellido compuesto, ya que los dos hermanos eran hijos de Ahmed Oulad Akcha y Fátima Farrah. ¿Era también compuesto el apellido de Farid Oulad Alí? Pudiera ser.
El tercer aspecto curioso se refiere a los datos que se ponen de manifiesto después de detener a estos sospechosos. En concreto, al interrogar a Farid Oulad Alí. Resulta que este detenido vivía en un piso de la C/ Teniente Coronel Noreña, en el que también vivían dos hermanos marroquíes de nombre... Jamal Belhadj y Ahmed Belhadj.
Hay que hacer constar que estos dos marroquíes nunca fueron detenidos ni existe en todo el sumario ningún dato que los relaciones con las investigaciones del 11-M, salvo el hecho de que compartían piso con Farid Oulad Alí. Pero no deja de ser curiosa la proliferación de casualidades de apellidos: resulta que entre el 17 y el 18 de marzo se detiene a un Berraj, a un posible Sbai y a un Oulad, y además este último comparte piso con dos Belhadj. Y ninguno de ellos tiene nada que ver con los otros implicados, de igual apellido, que luego van apareciendo. La verdad es que la coincidencia es llamativa.
¿Tienen algo que ver esos dos Belhadj con los Belhadj que serían posteriormente detenidos por el 11-M? Pues no lo sabemos, porque en el sumario no figura ninguna declaración de esos Jamal y Ahmed Belhadj que vivían con Farid Oulad Alí.
De todos modos, las casualidades relacionadas con Farid Oulad Alí no acaban aquí. Son muchísimo más curiosas que las meras coincidencias de apellidos. Y apuntan a que se intentó vender una versión oficial 1.0 y luego hubo que cambiar sobre la marcha la jugada, retorciendo esa versión 1.0 hasta convertirla en la versión oficial 1.1 (El Chino y su panda). Lo importante de esa diferencia entre la versión oficial 1.0 y la 1.1 es que la sombra de Allekema Lamari desaparece entre una y otra versiones, para no volver a aparecer hasta que se "descubre" el coche Skoda Fabia tres meses después de los atentados.
Pero tiempo habrá de hablar de ese cambio efectuado sobre la marcha. Igual que también habrá tiempo para ver cómo ambas versiones coexistieron en la sombra hasta más allá del estallido del piso de Leganés, por si acaso había que volver a la versión 1.0 original. Y también tendremos tiempo para descubrir todos los hilos que hubo que cortar para que no quedara rastro de los intentos fallidos de meter a Allekema Lamari en el ajo.
Para ir haciendo boca mientras terminamos de cuadrar y publicar los datos correspondientes, os dejo algunas preguntas curiosas:
¿Por qué Farid Oulad Alí fue detenido en la base aérea de Cuatro Vientos?
¿Sabe alguien cuál era el domicilio de Rachid Aglif? (la pregunta tiene trampa).
¿Dónde está el acta de registro del domicilio de Rachid Aglif? (ésta es buena).
¿Qué establecimiento comercial estaba, casualmente, situado enfrente de la tienda AFILA regentada por ese Mohamed Al Hadi Chedadi que fue detenido al mismo tiempo que Farid Oulad Alí? (esta casualidad es todavía mejor).
Y finalizo con otra de esas casualidades de la vida tan llamativas que jalonan el sumario del 11-M. Ésta le gustará especialmente a nuestro contertulio yeda: ¿sabían ustedes que ese personaje llamado Lotfi Sbai tenía un hermano y que entre los nombres falsos usados por ese hermano de Lotfi figura el de... Mustafá Haddad?
En fin, que todo en la vida es una casualidad. Especialmente en el 11-M.
P.D.: Ya está disponible el último programa del informativo 11-M El Juicio, que esta vez estaba dedicado a la casa de Morata. La noticia correspondiente puede consultarse aquí.
P.D.2: Rogamos a los participantes del blog que se abstengan de poner enlaces a Gara. Gracias.
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