martes, octubre 16, 2007

Lorenzo Contreras, Lo que va de Franco a Zapatero

miercoles 17 de octubre de 2007
Lo que va de Franco a Zapatero Lorenzo Contreras

A Jaime Mayor Oreja, eurodiputado del PP y ex ministro del Interior con este partido, se le ha calentado la boca en un comentario – entrevista sobre el franquismo. Ha llegado a decir, y “El País” se ha encargado de difundirlo al máximo posible, que muchas familias vivieron “con naturalidad y tranquilidad” los años del régimen y que la situación era de “extraordinaria placidez”, aunque se supone que Mayor Oreja se refería a una situación de esa naturaleza para un amplio sector de la población, sobre todo la que no se “metía en política”, como Franco recomendó a alguien que conversaba con él en El Pardo.
Al ex ministro del Interior le ha afectado tal vez un ataque de nostalgia del pasado. Y, claro, no se lo perdonan, y menos en tiempo preelectoral, quienes han hecho de la Memoria Histórica y del ajuste de cuentas político una parte sustancial de su propaganda. Lo curioso es que esta explosión publicitaria sobre las palabras de Mayor Oreja encuentre tanta hospitalidad en un periódico, uno de cuyos principales dirigentes, una especie de vice–Polanco, se llama Juan Luís Cebrián, que fue un mandamás de la televisión franquista y, por supuesto, vivió con naturalidad y tranquilidad, al igual que muchos otros progresados durante los años de la dictadura.
Abundar en estas cuestiones relacionadas con los tiempos plenarios del general posiblemente no convenga a muchos españoles “situados” tanto en política como en los negocios, incluso también, por qué olvidarlo, en las actividades artísticas. Si se hiciera una prospección sobre los orígenes ideológicos de bastantes socialistas, por ejemplo, habría motivos para alguna que otra sorpresa. Fueron numerosos los que pasaron de los cómodos despachos, y de la neutralidad no menos cómoda, al asalto de los cargos que brotaban como hongos en la España de la Transición.
El caso es que Mayor Oreja ha tenido un arrebato de sinceridad. Más sinceridad, por ejemplo, que el mismísimo Zapatero, que ha trabajado políticamente su ascendencia familiar, dedicándose al rastreo de los que otros fueron e hicieron y mucho menos de lo que pudieron hacer personajes de su propio “contexto”. Quizá resulte preferible no remover los pretéritos, sobre todo cuando hay pretéritos que son imperfectos.
Zapatero tuvo ayer entre manos el delicado asunto de tratar con Ibarretxe sobre el futuro de Euskadi, que es tanto como decir una parte sustancial del futuro de España. Tal vez lo recomendable sería no conceder a lo que trasciende o pueda trascender de3 tal encuentro en la Moncloa una fiabilidad completa. O ni siquiera incompleta. Porque será, como siempre o casi siempre en el caso del zapaterismo, una versión a la larga equiparable a la caja de Pandora.
Aparte de lo que ha comunicado ZP desde el pináculo del Gobierno, lo primero que solicita la curiosidad y un cierto grado de sospecha es lo manifestado por Ibarretxe a la salida de la Moncloa. El “lehendakari” ha dicho que lo tratado ha sido “un primer paso”. ¿Hacia dónde? ¿Hacia ninguna parte o hacia demasiados sitios?
Mayor Oreja, en el fondo, ha podido tener en cuenta que Franco, con todas sus abominables actitudes y toda su larga tiranía, cometió pecados diferentes, pero pecados, en comparación con los que viene cometiendo Zapatero. El general se cargó las libertades, las que perduraban inestablemente del borrascoso pasado conducente a la guerra civil. Fusiló a todos los que quiso y encarceló a cuantos le apeteció. Zapatero, afortunadamente no fusila. Simplemente encarcela a etarras según las conveniencias aconsejen.
Ahora bien, está poniendo en peligro la integridad territorial de España. Algo que a Franco nunca se le ocurrió, la verdad sea dicha. Altos los precios del franquismo en términos de valores. Pero altos también los precios del zapaterismo.

No hay comentarios: