domingo, octubre 14, 2007

Jose Oneto, Menudo puente

lunes 15 de octubre de 2007
¡Menudo puente! José Oneto

Ha sido un largo fin de semana-puente, lleno de sorpresas y, tal como se esperaba, coincidiendo con el Día de la Fiesta Nacional, que debía ser la fiesta de todos, un fin de semana de enfrentamientos, insultos y descalificaciones.
Como otros fines de semana, se han seguido quemando fotografías de los Reyes, aunque éste, como gran novedad, los jóvenes pirómanos (en plena recuperación de la Memoria Histórica) han incorporado a la quema efigies de los últimos diez Borbones, especialmente un gran cuadro de Felipe V, al que algunos catalanes culpan de todo lo malo que ha sucedido y sucede en Cataluña... Igualmente, en Montjuich, se han quemado fotos del líder de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), Joseph Lluís Carod-Rovira, y banderas españolas.
Como otros años, en el desfile de las Fuerzas Armadas han abucheado y pitado al presidente del Gobierno y han pedido su dimisión, mientras decenas de banderas preconstitucionales intentaban hacerse un hueco entre las que había repartido el Ministerio de Defensa y las que porteaban los que a la llamada de Mariano Rajoy querían manifestar su orgullo nacional.,
No han dejado honrar siquiera a los caídos en actos de combate y, cuando más solemne era el acto, gritos antigubernamentales interrumpían una ceremonia íntima y llena de significado.
Por si fuera poco, San Sebastián era tomada por un auténtico “ejército juvenil” organizado proetarra para impedir una manifestación autorizada por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y organizada por Falange Española. Heridos, detenciones, incendios localizados y una población aterrada por la creciente fuerza de la kale borroka, mientras que los máximos responsables de Acción Nacionalista Vasca (ANV), pantalla de ETA, anunciaba que se presentará a las próximas elecciones generales.
Y, también, por si fuera poco, debate y tensión por la Ley de la Memoria Histórica que obligará a la desaparición de todos los símbolos y nombres relacionados con el franquismo, incluidos los que permanecen en las puertas de las Iglesias, que no recibirán ningún tipo de subvención económica oficial si no desaparecen esas históricas lápidas de los “Gloriosos Caídos por Dios y por España”.
Una Ley que, según el arzobispo de Sevilla, un moderado como monseñor Carlos Amigo, parece destinada a “vencer en una guerra que todos queremos olvidar cuanto antes y que gracias a Dios hace muchos tiempo que terminó”.
Todo eso son síntomas de lo que el periódico francés Le Monde llama “crisis institucional”, cuando dice que personajes políticos como Jordi Pujol o Gregorio Peces-Barba son citados profusamente para intentar comprender una crisis política sin precedentes de la Transición española, “atacada ahora en sus fuentes bautismales” por la extrema izquierda independentista y las derechas más ultra.
O más que síntomas, grietas en el sistema, como sostiene el periódico conservador Le Figaro, convencido de que “las heridas de la guerra civil y de la dictadura no están restañadas en su totalidad”.
“La sociedad sigue siendo frágil porque conoce su propensión a las divisiones intestinas trágicas. En este ambiente equívoco en el que se mezclan dinamismo económico e incertidumbre existencial sobre el fondo de una precampaña legislativa, convendría gobernar con tacto. Desde el año 2004, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero optó por el contrario, por el tratamiento de shock”.

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