miércoles, octubre 24, 2007

Jose Melendez, Un nuevo partido zapaterista

jueves 25 de octubre de 2007
Un nuevo Partido zapaterista
José Meléndez
N O es solamente Rosa Díez, la esforzada vasca honesta con sus principios y consecuente con sus ideas, la que ha venido a engrosar el revuelto panorama político español con un nuevo partido que aportará un tronco mas a esa hoguera que se encenderá el próximo mes de marzo en la que se abrasarán muchas ilusiones y proyectos sin que exista la certeza sobre si su fuego será purificador o destructivo. Ahora resulta que surge otro partido que. a pesar de la forma subliminal en que se ha presentado en sociedad, muestra ya sus intenciones de futuro: el Partido Zapaterista, que viene a reducir las tradicionales siglas del PSOE en una sola letra, reluciente y rotunda, que pretende entronizarse como sinónimo de victoria, la Z de Zapatero. Es la introducción oficial del zapaterismo que nos viene gobernando desde el 11M del 2004 y que ha sido acogida con mansa alegría y sumiso acatamiento por los dirigentes de este PSOE que se inclina mas hacia la personalidad de su jefe que a los tradicionales postulados socialistas. José Luís Rodríguez Zapatero es uno de los muchos españoles que prefieren distinguirse por el apellido materno cuando consideran el paterno vulgar y poco representativo. El maestro César González Ruano, en sus primeros escritos, escondía el González con la inicial G. Como estaba convencido que la mejor forma de darse a conocer era el escándalo, aprovechó una conferencia para arremeter ferozmente contra el Quijote y su autor. Lo único que consiguió fue que en un diario se mencionase la conferencia con un lacónico comentario: “Al señor González no le gusta Cervantes”.Después, González Ruano consiguió la fama por su extraordinaria pluma, aunque nunca le hizo ascos al escándalo. Y en el Congreso de la Segunda República, se sentaba un diputado, Pérez Madrigal, que nunca pronunció un discurso, pero se hizo notar por sus satíricas y demoledoras interrupciones. Una vez, cuando José Antonio Primro de Rivera estaba en el uso de la palabra en un discurso en el que ensalzaba la política de su padre, el general Primo de Rivera, Pérez Madrigal lo interrumpió varias veces, refiriéndose al “general Orbajena”. Cuando le llamaron la atención por el lapsus, Pérez Madrigal se disculpó diciendo: “Es que es la mejor forma de mentarle la madre al dictador”. Y salió corriendo porque José Antonio saltó por los escaños tratando de cogerlo por el cuello. Como un signo de moderna originalidad, todo comenzó en un vídeo. En el vídeo de la campaña electoral del PSOE se nos muestra un Zapatero sonriente, confianzudo y benévolo, tratando de retrotraer el “talante” que tantas voluntades le captó en sus primeros tiempos, cuando todavía no había comenzado su rosario de fracasos, su antología de mentiras y su muestrario de promesas sin cumplir que, por una magia adecuada para guateques infantiles, se convierten en triunfos que se van desgranando con la sencilla confianza de que la gente se lo va a creer. Todo en el video es zapaterismo, que se caracteriza por el triunfalismo sin barreras que ha sido seguido inmediatamente por el coro de portavoces que hacen de caja de resonancia del presidente. Al aprendiz de Maquiavelo que es Pepiño Blanco le faltó tiempo para presentarse ante los medios de comunicación con una inmensa zeta roja como pupitre y desde entonces la zeta parece ser el símbolo de una campaña en la que ha desterrado al puño y la rosa. Los pretendidos triunfos que Zapatero exhibe en el vídeo se concentran mayoritariamente en el aspecto económico, aunque en este aspecto las cosas tampoco pintan bien a corto o medio plazo por la falta de medidas protectoras que se anticipen a la posible crisis. Pero él sigue haciendo elogios de su “zapaterismo”, atreviéndose. incluso, a desautorizar al Fondo Monetaria Internacional que ha rebajado las cifras de crecimiento en España para el 2008 ante una nutrida representación de banqueros y empresarios que es de suponer saben bastante mas que él de las lecturas proféticas que brindan los números. Y como el tener 656 asesores es, además de un lujo, un riesgo de estar a merced de las ideas luminosas de los que pretenden destacar en el tumulto asesor con la vista puesta en una posible promoción, se permitió un chiste para menospreciar a Rodrigo Rato, todavía director general del FMI. Cuando el zapaterismo no puede dar una vuelta de calcetín a los fracasos para desvirtuarlos, los silencia y en el video electoral no se menciona el maltrecho “proceso de paz”. Pero tuvo que venir el esperpéntico ministro Bermejo, que tiene una incontenible inclinación a demostrar que está enterado de todo, a vaticinar que si su partido gana las próximas elecciones se reanudarán las negociaciones con ETA, para poner en evidencia una posibilidad que está en el ánimo de todos, teniendo que ser el propio Zapatero quien lo desmintiera. Políticamente, Zapatero es un hombre que vive aislado en su burbuja, donde encuentra alimento suficiente para su egocentrismo y su autocomplacencia, y ahora ha metido en ella a todo el PSOE y quiere meter también al electorado. Desorbita hasta la hipérbole sus logros, que son mas bien pocos, mostrándose orgulloso de ellos con una repetición constante, desde la retirada de las tropas de Irak (mientras sigue esperando la llamada telefónica de George Bush, tan desesperada e infructuosamente buscada por el ministro Moratinos) hasta los matrimonios homosexuales, pasando por las leyes de Violencia de Género (que no ha conseguido frenar los asesinatos de mujeres) o la de Dependencia, que no cuentan con recursos suficientes para ser viables y por no mencionar el “cheque bebé” o el “regalo” de viviendas en alquiler. El hombre que ha querido pasar a la historia con la solemnidad de ser el Príncipe de la Paz o el relumbrón académico de paladín de la Memoria Histórica, se nos presenta ahora revestido de informalidad y campechanía para oficializar el nuevo rumbo de su partido. Un partido presidencialista, en el que la defenestración es la siniestra sombra de los que osan disentir, como ocurrió con Nicolás Redondo, José Bono, Francisco Vázquez, Jordi Sevilla, Rodríguez Ibarra o Pascual Maragall, (que ha tenido el honroso gesto de anunciar que padece Alzheimer y va a luchar contra la terrible enfermedad) y en el que el amargor de la derrota puede mas que las órdenes del jefe de mantenerse en sus puestos, como le ha sucedido a Rafael Simancas, Miguel Sebastián, el navarro Puras y, ahora, Iosé Ignacio Pla en Valencia. Y en el que se invierten sin pudor políticas y decisiones que han fracasado. A la desastrosa política territorial que amenaza con la desmembración de España, se opone ahora un patriotismo que choca por su oportunismo. Quien admitió incertidumbre en la realidad de España como nación, por considerarlo un concepto “discutido y discutible”, y tachó a su oponente Mariano Rajoy de “patriota de hojalata”, adopta ahora el eslogan de “Gobierno de España” y se declara mas patriota que nadie. Y quien fue el máximo defensor de la fallida Constitución Europea, afirmó en Lisboa que el acuerdo de mínimos alcanzado en la cumbre comunitaria “es un excelente paso” ocultando que España sale perjudicada en ese acuerdo, como consecuencia de una lamentable política exterior con la que hemos perdido lo que habíamos ganado en los últimos veinte años. De esa forma presidencialista y personal ha venido gobernando hasta ahora. Pero la realidad de los hechos es terca y estos se han encargado de ponerla en evidencia. Por eso aparece ahora el nuevo zapaterismo disfrazado de simpatía, en una vuelta al antiguo “talante” que tantos beneficios le dio. Pero las segundas partes no son buenas. Los “remakes” no salen bien, ni en el cine ni en ninguna parte. Y ha tardado solamente unos días en aparecer su verdadero talante, puesto de relieve en esa asombrosa y sin precedentes recusación de dos magistrados del Tribunal Constitucional para tratar de evitar que la alta institución eche por tierra varios de sus proyectos estrella, entre los que destaca el nuevo estatuto de Cataluña. Y lo peor del caso es que él y sus voceros, entre ellos la vicepresidenta , justifican la decisión en que se ha tomado “para salvaguardar la independencia del Tribunal Constitucional” Como si un carterista justifica su oficio en el siempre bien acogido socialmente reparto de la riqueza. Y para controlar todavía mas a la judicatura, ahora el zapaterismo se dispone a suprimir las oposiciones para jueces, resucitando ese “tercer turno” de Felipe González tan criticado y que hizo magistrada a Maria Teresa Fernández de la Vega. El nuevo partido está ahí y tendremos cumplida noticia de él hasta que lleguen las elecciones generales. La veda de la caza de incautos se ha levantado..


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4218

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